20,3 km. Unas 6 horas
Vista desde el campanario |
Nos bajamos rápidamente, nos abrigamos bien y salimos a recorrer nuestra etapa de hoy. Parece que la niebla no es tan densa como parecía, aunque tardará un par de horas en levantar del todo.
Amanece con niebla en Grañón |
Peregrino en la niebla |
Es en estas travesías cuando uno conoce a fondo a sus compañeros de viaje y comparte sus experiencias, cuando sin darte cuenta te "desnudas" ante ellos contándoles tu vida sin ningún reparo.
Cambio de Comunidad Autónoma |
Desde este punto se intuye entre la niebla el primer pueblo burgalés, Redecilla del Camino, donde podemos observar dentro de la Iglesia de la Virgen de la Calle una pila bautismal románica del siglo XII con una destacada decoración escultórica.
Redecilla del Camino |
De nuevo en marcha, camino un rato en soledad, aunque enseguida vuelvo a contactar con mis compañeros. El camino transcurre por grandes pistas más o menos cercanas a la nacional 120, que cruzamos en varias ocasiones. En unos hitos encontramos pintada una indicación que nos dice que nos quedan 547 kilómetros hasta Santiago. Parece que nuestro destino aún queda muy lejos.
Castildelgado |
Eso no quita para que hagamos una visita a esta importante villa medieval. Como llegamos en torno al mediodía y es domingo, vemos que va a comenzar la misa. Luca y yo decidimos ir juntos. Cuando entramos en la iglesia, observamos que es una celebración especial para niños. El sacerdote que oficia la misa, el "Padre Segis", prepara toda la liturgia para que los más pequeños aprecien y entiendan lo que que en ella se celebra. La verdad es que asistimos a una Eucaristía muy bonita que me trae emotivos recuerdos de mi época como catequista.
Uy lo que nos queda! |
Sin más demora retomo el camino para recorrer los casi cinco kilómetros que me separan de la meta de hoy. Con las fuerzas renovadas por el bocata, llego a Tosantos en poco más de 45 minutos.
Me dirijo hacia el albergue parroquial. Llego en compañía de Ero. En la misma puerta nos encontramos con el hospitalero, José Luis, y con su ayudante durante estos días, Santi.
Nos reciben como si fuéramos de la familia, ofreciéndonos ayuda y mostrándonos el albergue y sus servicios. Aunque parezca increíble, el albergue de Tosantos me empieza a resultar aún más entrañable que el de Grañón (que no es cosa fácil).
Tosantos y su ermita al fondo |
Me pongo a hacer la colada aprovechando que la tarde está soleada. De nuevo hemos vuelto a coincidir en el mismo albergue prácticamente los mismos que ayer: Ero, Luca, Pablo, Ingrid, un coreano y su madre, y yo.
Después de un rato de descanso y de charla amistosa con el resto de peregrinos, decidimos acercarnos antes de que se ponga el sol hasta la ermita de la Virgen de la Peña, que se encuentra excavada en la roca en un promontorio frente al pueblo. Cuando llegamos (vamos todos menos los coreanos) vemos que está cerrada, pero las vistas y el entorno hacen que haya merecido la pena el esfuerzo de subir hasta allí.
Ermita de la Virgen de la Peña |
Ero, yo, Luca e Ingrid en la ermita |
Tras la cena, después de ayudar a recoger y fregar los cacharros, nos invitan a participar de una oración de acción de gracias. Entramos a una especie de capilla que hay en el albergue y que se encuentra adornada con bellas frases escritas por peregrinos y gente del camino.
Poder disfrutar de esos momentos de reflexión y meditación durante el camino hacen que la experiencia del mismo sea mucho más enriquecedora. Es de agradecer que haya albergues y hospitaleros que te ayuden a sumergirte en tus pensamientos y a trascender más allá de lo terrenal y de las vivencias del día. Me parece importante resaltar que, aunque evidentemente esta reflexión y meditación en el contexto del Camino de Santiago tiene una base eminentemente cristiana, cada uno puede vivirla desde su experiencia personal y va más allá de una religión o manera de pensar concreta. De hecho, por la trascendencia de los momentos que uno vive en el camino, nadie suele sentirse herido ni obligado a participar de estas reflexiones y a casi todos ayuda y enriquece en su caminar por la vida.
Vistas desde la ermita |
El ambiente que se crea en la sala es muy especial y al terminar me siento con una tremenda energía. Lleno de una especia de luz y con una enorme sensación de bienestar me voy a dormir. Antes, tomo nota de algunas de las frases que adornan las paredes del albergue:
La amistad que puede concluir, nunca fue verdadera
Si juzgas a la gente, no tienes tiempo para amarla
No camines delante de mi, no puedo seguirte
No camines detrás de mi, no puedo ser tu guía
1 comentario:
Me acuerdo de los coreanos mirando "raro" las lentejas... pero comer las comieron, jeje.
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