18 agosto 2014

Camino Vadiniense. Etapa 9: Portilla de la Reina - Riaño

Lunes, 16 de septiembre de 2013 

20 km 5 horas 

Saliendo de Portilla de la Reina
Me despierto bien descansado después de una maravillosa noche en una cama bien mullida, con una almohada decente y sin el rollo del saco. Es un lujo esto de dormir en una habitación solo para ti, aunque es verdad que en los albergues no me estoy encontrando a casi nadie y duermo con todas las instalaciones casi en exclusiva para mi.

Rocas que me acechan
El chico del albergue ha marchado pronto, por lo que me ha dejado el desayuno preparado en el recibidor: un termo de café con leche y unas magdalenas y bollitos. Doy buena cuenta de estas viandas y en torno a las 9:00 vuelvo a mi habitación, termino de recoger mis cosas y abandono el albergue. Cierro con llave y deposito esta en el lugar convenido con el muchacho.

Caminando por la carretera
Comienzo  a caminar por la solitaria carretera N-621 que desciende en dirección a Riaño. Los carteles marcan 18 kilómetros de distancia. La etapa de hoy discurre una gran parte por la carretera o muy cerca de ella. La carretera desciende junto al desfiladero creado por el Río Yuso, que un poco antes de Barniedo de la Reina se transforma en el Río Esla, que con sus aguas nutre el embalse que cuando fue creado sumergió el originario pueblo de Riaño.

Llegando a Barniedo de la Reina
Carretera solitaria
Camino pues los primeros 7 kilómetros por la carretera por unos pasos estrechos llenos de desfiladeros y muy bonitos de contemplar. Por suerte, apenas hay tráfico.

Bar Niedo en Barniedo
Sigue la flecha!
En algo más de hora y media llego a Barniedo de la Reina. El camino abandona la carretera y se interna en el pueblo, que queda a la izquierda. Paso por delante del Bar Niedo (jejeje) y llego a la salida del pueblo donde junto a una iglesia unas flechas pintadas en el suelo provocan algo de confusión. Continúo por un camino de tierra en el que hay dispuestos varios bancos de madera para tomar un descanso.

Cruz en lo alto
Descanso en un banco
Son las 11 cuando decido sentarme un ratito en uno de ellos. Pronto retomo la marcha y disfruto con esta agradable senda que me conduce hasta Boca de Huérgano pasando por Villafrea de la Reina. Cruzo por un pequeño puente de madera un arroyo y en poco más de una hora desde Barniedo llego a Boca de Huérgano, donde el camino vuelve a coincidir con la carretera nacional hasta prácticamente la entrada de Riaño.

Camino inundado
Entrando en Boca de Huérgano
Me tomo una coca cola en el bar Espigüete y vuelvo a caminar. Salgo de Boca de Huérgano y veo varios carteles que indican un PR hacía Riaño. Me da la impresión que ese sendero debe conducir al embalse y finalmente al pueblo hundido bajo las aguas. Paso junto a la Ermita de San Tirso y veo que mis sospechas se van confirmando. Cada vez están más cerca las aguas del embalse.

Saliendo de Boca de Huérgano
PR a Riaño
Un poco campo a través, un poco por camino, vuelvo a la carretera, por la que sigo los cuatro o cinco kilómetros que me quedan hasta Riaño. La carretera bordea el embalse y evita las aguas gracias a un gran puente. Al fondo las montañas enmarcan un paisaje de extraordinaria belleza, en cuyo centro queda el embalse que no está ni mucho menos a su nivel más alto.

El PR me conduce al agua
Ermita de San Tirso
A las dos menos cuarto llego hasta el primer cartel que anuncia Riaño, lugar en el que el camino sale de la carretera y se dirige al centro de este nuevo pueblo construido tras quedar anegado por el agua el original al construir el embalse.

Primeras vistas del embalse
La carretera va a morir a las aguas
Paso junto a una curiosa construcción moderna techada que parece un pabellón multiusos y después de subir una cuesta llego hasta  la Plaza de Cimadevilla donde está el ayuntamiento y la Plaza de los Pueblos, donde unas columnas recuerdan los pueblos inundados con la construcción del albergue.

Embalse con montañas al fondo
Puentes sobre el embalse
Después de dar una gran vuelta en busca del Albergue, finalmente me informan que está a un kilómetro del pueblo, a orillas del embalse. Trato de contactar con el refugio de Riaño, que así se llama el que será mi alojamiento. La persona que me coge el teléfono me dice que está de viaje y me da otro teléfono para llamar. Contacto finalmente con Natacha, quien amablemente me viene a buscar en menos de cinco minutos en su coche.
Pabellón multiusos

Llegando a Riaño
Me lleva hasta el refugio, que consta de una casa muy chula junto a las aguas del embalse (donde viven los dueños)  y al lado una cabañita con literas, una cocina y un baño. Aquí dormiré yo esta noche a mis anchas, solo, un día más. Lo más impresionante del lugar son las indescriptibles vistas que podré contemplar desde mi litera.

El albergue al fondo
Cuidado con el gato!
Dejo las cosas en la cabaña y Natacha me lleva de nuevo en su coche a Riaño donde busco un sitio para comer. La verdad es que el refugio está muy cerquita del pueblo, a menos de diez minutos paseando, pero después de la caminata de la mañana se agradece ir en automóvil y así puedo llegar a comer a una hora decente.

Decido comer en el Hostal Sainz, donde quedo plenamente saciado al devorar un perolo de alubias con chorizo y un poco de panga (el segundo es para desengrasar).

Vistas llegando al albergue
Albergue el Refugio
Con la tripa más que llena me viene muy bien el paseito de vuelta al refugio. Una vez allí, tomo la ducha de rigor y me tumbo un rato a reposar. Aprovecho para darme algo de calmatel en mis piernas, algo doloridas después de la dura etapa del día de ayer.

Disfruto de las vistas desde la habitación y realizo un par de llamadas a la familia.

Mi cama y las increíbles vistas
A contraluz
A las 18:30 subo de nuevo hasta Riaño. Voy hasta la zona en la que está reconstruida la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, donde también se pueden ver algunos hórreos. Tomo unas fotografías y vuelvo hasta un bar junto a la plaza de los Pueblos, donde veo a la selección española de baloncesto caer ante la italiana en el Eurobasket 2013.

El peregrino con el embalse al fondo
Hórreo
Compro algo de bebida en un supermercado y una hamburguesa para llevar en un bar y me vuelvo al albergue a cenar. Cuando llego veo que en la habitación hay varias moscas y como hay un bote de insecticida, decido echar una buena rociada por toda la habitación.

Embalse de Riaño
Cae la tarde en el embalse de Riaño
Mientras surte efecto el matamoscas, ceno y contemplo como van desapareciendo los últimos rayos de luz y en el cielo se muestran toda una amalgama de colores morados y rojos que se reflejan a su vez en las aguas del embalse.

Últimas luces en el embalse
Llega la noche al embalse
Embelesado y obnubilado por la belleza de este lugar, me acuesto en una litera escogida estratégicamente, de tal manera que desde donde reposa mi cabeza contemplo el lago y las montañas por la ventana.