29 noviembre 2017

Etapa 10: Grañón - Tosantos

Domingo 4 de noviembre de 2007
20,3 km. Unas 6 horas


Vista desde el campanario
Nos despertamos a primera hora de la mañana en este entrañable albergue de Grañón. Tras asearme y desayunar junto a mis compañeros, subo a ver el campanario de la iglesia.  Parece que el día ha amanecido con una densa niebla cubriéndolo todo. La estampa que se contempla junto a las viejas campanas estremece y el frío quiere apoderarse de uno.

Nos bajamos rápidamente, nos abrigamos bien y salimos a recorrer nuestra etapa de hoy. Parece que la niebla no es tan densa como parecía, aunque tardará un par de horas en levantar del todo.

Amanece con niebla en Grañón

Peregrino en la niebla
Abandonamos Grañón por una pista de arena. Durante la mayor parte de la etapa de hoy caminaré junto a Ero, Pablo y Luca. Aprovecharemos varios momentos para charlar sobre nosotros, nuestras vidas, nuestras inquietudes, y también para cantar un poco y hacer el ganso.

Es en estas travesías cuando uno conoce a fondo a sus compañeros de viaje y comparte sus experiencias, cuando sin darte cuenta te "desnudas" ante ellos contándoles tu vida sin ningún reparo.

Cambio de Comunidad Autónoma
A los pocos minutos llegamos a un pequeño collado en el que un gran cartel nos informa de que abandonamos La Rioja y nos adentramos en Castilla León, comunidad por la que caminaremos durante quince jornadas a través de las provincias de Burgos, Palencia y León.

Desde este punto se intuye entre la niebla el primer pueblo burgalés, Redecilla del Camino, donde podemos observar dentro de la Iglesia de la Virgen de la Calle una pila bautismal románica del siglo XII con una destacada decoración escultórica.

Redecilla del Camino
Atravesamos el pueblo y en media hora más vamos a parar a Castildelgado, donde hago una pequeña parada para reponer fuerzas y reposar los músculos de las piernas.

De nuevo en marcha, camino un rato en soledad, aunque enseguida vuelvo a contactar con mis compañeros. El camino transcurre por grandes pistas más o menos cercanas a la nacional 120, que cruzamos en varias ocasiones. En unos hitos encontramos pintada una indicación que nos dice que nos quedan 547 kilómetros hasta Santiago. Parece que nuestro destino aún queda muy lejos.

Castildelgado
En un par de horas llegamos a Belorado, final clásico de etapa que nosotros vamos de nuevo a obviar y que dejaremos atrás para terminar nuestra jornada en Tosantos.

Eso no quita para que hagamos una visita a esta importante villa medieval. Como llegamos en torno al mediodía y es domingo, vemos que va a comenzar la misa. Luca y yo decidimos ir juntos. Cuando entramos en la iglesia, observamos que es una celebración especial para niños. El sacerdote que oficia la misa, el "Padre Segis", prepara toda la liturgia para que los más pequeños aprecien y entiendan lo que que en ella se celebra. La verdad es que asistimos a una Eucaristía muy bonita que me trae emotivos recuerdos de mi época como catequista.

Uy lo que nos queda!
Tras la misa decido ir a almorzar. Paro en un bar a tomarme un suculento bocata de tortilla de patata.

Sin más demora retomo el camino para recorrer los casi cinco kilómetros que me separan de la meta de hoy. Con las fuerzas renovadas por el bocata, llego a Tosantos en poco más de 45 minutos.

Me dirijo hacia el albergue parroquial. Llego en compañía de Ero. En la misma puerta nos encontramos con el hospitalero, José Luis, y con su ayudante durante estos días, Santi.

Nos reciben como si fuéramos de la familia, ofreciéndonos ayuda y mostrándonos el albergue y sus servicios. Aunque parezca increíble, el albergue de Tosantos me empieza a resultar aún más entrañable que el de Grañón (que no es cosa fácil).

Tosantos y su ermita al fondo
Después de la calurosa bienvenida, José Luis nos informa de que tiene pensado preparar unas lentejas para la cena y nos pregunta si nos parece bien. "Nos parece genial" le contestamos y nos ofrecemos a echar una mano en lo que sea necesario. Este albergue, al igual que el de Grañón, funciona gracias al donativo de los peregrinos y en el se sirve la cena y el desayuno de manera colectiva con la participación activa de todos.

Me pongo a hacer la colada aprovechando que la tarde está soleada. De nuevo hemos vuelto a coincidir en el mismo albergue prácticamente los mismos que ayer: Ero, Luca, Pablo, Ingrid, un coreano y su madre, y yo.

Después de un rato de descanso y de charla amistosa con el resto de peregrinos, decidimos acercarnos antes de que se ponga el sol hasta la ermita de la Virgen de la Peña, que se encuentra excavada en la roca en un promontorio frente al pueblo. Cuando llegamos (vamos todos menos los coreanos) vemos que está cerrada, pero las vistas y el entorno hacen que haya merecido la pena el esfuerzo de subir hasta allí.

Ermita de la Virgen de la Peña
Volvemos al albergue cuando ya está cayendo la noche y el frío empieza a meterse en los huesos. Cuando llegamos nos cuidamos mucho de meter la ropa tendida dentro, ya que si la dejamos fuera nos la podemos encontrar congelada al día siguiente.

Ero, yo, Luca e Ingrid en la ermita
Cenamos las consabidas lentejas todos los peregrinos junto a los hospitaleros acompañadas de una agradable charla sobre el camino y su historia. Al parecer este albergue lleva ya funcionando así muchos años y José Luis es toda una institución en el Camino. Y debo decir que merece toda alabanza.

Tras la cena, después de ayudar a recoger y fregar los cacharros, nos invitan a participar de una oración de acción de gracias. Entramos a una especie de capilla que hay en el albergue y que se encuentra adornada con bellas frases escritas por peregrinos y gente del camino.

Poder disfrutar de esos momentos de reflexión y meditación durante el camino hacen que la experiencia del mismo sea mucho más enriquecedora. Es de agradecer que haya albergues y hospitaleros que te ayuden a sumergirte en tus pensamientos y a trascender más allá de lo terrenal y de las vivencias del día. Me parece importante resaltar que, aunque evidentemente esta reflexión y meditación en el contexto del Camino de Santiago tiene una base eminentemente cristiana, cada uno puede vivirla desde su experiencia personal y va más allá de una religión o manera de pensar concreta. De hecho, por la trascendencia de los momentos que uno vive en el camino, nadie suele sentirse herido ni obligado a participar de estas reflexiones y a casi todos ayuda y enriquece en su caminar por la vida.

Vistas desde la ermita
Como decía, entramos en la capilla. Leemos unos salmos y unas lecturas muy acordes al camino. Tras un rato de reflexión se nos invita a escribir un propósito o intención que nos sugiera nuestro peregrinar y aplicable en nuestra vida diaria. Posteriormente leemos "intenciones" o propósitos dejados por otros peregrinos en varios idiomas.

El ambiente que se crea en la sala es muy especial y al terminar me siento con una tremenda energía. Lleno de una especia de luz y con una enorme sensación de bienestar me voy a dormir. Antes, tomo nota de algunas de las frases que adornan las paredes del albergue:

La amistad que puede concluir, nunca fue verdadera

Si juzgas a la gente, no tienes tiempo para amarla

No camines delante de mi, no puedo seguirte
No camines detrás de mi, no puedo ser tu guía
Camina a mi lado y seré tu amigo.


                                                                - Continúa caminando en la etapa 11  -
                                                                           


22 noviembre 2017

Etapa 9: Nájera - Grañón

Sábado 3 de noviembre de 2007
27,3 km. Casi 9 horas (incluyendo comida y visita a Sto Domingo de la Calzada)


Saliendo de Nájera
Después de unos días con ciertas molestias y cansancio acumulado, me levanto este nuevo día con fuerzas renovadas. Parece que mi cuerpo ya se va acostumbrado al duro caminar diario y siento que ya he pasado el periodo de aclimatación a la vida peregrina.

Con este brío comienzo la última etapa por tierras riojanas. El camino se inicia hoy con una pequeña ascensión con la que abandonamos Nájera por la calle Costanilla. A media subida sobrepaso a un conocido peregrino, Míguel, que lleva un ritmo más pausado que el mío, con el que más adelante me volveré a encontrar.

Rollo Jurisdiccional
Tras la subida, comienza la primera parte de la etapa caracterizada por caminos de tierra a través viñedos con suaves ondulaciones que me conducen hacía el último pueblo de La Rioja. El día se ha levantado algo nublado y frío, aunque mejorará con la aparición del sol en torno al mediodía.

Después de caminar durante una hora y medía algo más de cinco kilómetros por la llanura riojana llego a Azofra, localidad que atraviesa el camino por su calle Mayor.

Tras una corta parada continúo mi camino. Nada más salir de Azofra me fijo en una pequeña columna de piedra rematada con un capitel que resulta ser un Rollo Jurisdiccional levantado en el siglo XVI.

Imágenes peregrinas
Los viñedos comienzan a transformarse en cultivos de cereales. En esta época del año la mayor parte de las tierras se encuentran preparándose para la labranza, por lo que predominan los colores marrones de la tierra arada.

¿Qué pinta esto aquí?
En menos de un par de horas paso junto a un campo de golf, que desentona bastante en este lugar en medio del campo, justo antes de cruzar la pequeña población de Cirueña. Desde aquí ya solo quedan algo más de cinco kilómetros para llegar a la denominada por algunos "Compostela riojana", Santo Domingo de la Calzada.

Esta localidad debe su nombre a un tal Domingo, habitante de estas tierras allá por el siglo XI, quien se convirtió en uno de los grandes benefactores y promotores del camino en su época. Se le llamó "de la Calzada" porque dedicó su vida a abrir veredas y facilitar el paso de los peregrinos por esta zona, así como a fundar hospitales e iglesias y fomentar la atención y auxilio al peregrino. Sobre su tumba se construiría la catedral que hoy luce en esta localidad, con cabecera románica y con dos bellas fachadas, una románica y otra renacentista, bóveda gótica sobre tres naves y coronada por un campanario barroco.

Entro en Santo Domingo poco antes de las dos. La mayor parte de las guías recomiendan que se este el final de la etapa. Yo tengo decidido continuar seis kilómetros más hasta Grañón, último pueblo riojano del camino, donde existe un pequeño y modesto albergue parroquial.

Torre de la Catedral de Sto. Domingo
Paso por la oficina de turismo para informarme de lo más interesante para ver y de algún lugar donde comer. Me dan un mapita y me ofrecen la oportunidad de guardarme la mochila mientras visito el pueblo, cosa que agradezco.

Sin peso sobre los hombros, me dirijo a la catedral. Admiro su fachada y pretendo pasar a su interior, pero veo que hay una celebración (una boda). Me llama la atención que en una parte dentro de la iglesia hay un pequeño corralito donde hay un gallo y una gallina vivos, que de hecho, durante la celebración cacarean un par de veces. (algo escuché de que eso daba buena suerte a los novios...)

Resulta que esto es así porque rememora el milagro más popular atribuido al santo de la Calzada:
Canecillo de la Catedral

En el siglo XIV, un matrimonio y su hijo peregrinaban desde Alemania hacia Santiago. Deciden hacer noche en una posada de Santo Domingo. Una joven que atiende la posada se enamora del hijo, pero no es correspondida por él. Ofendida por su rechazo, decide vengarse colocando una copa de plata en su zurrón acusándolo posteriormente de robo. 

El muchacho es juzgado y encontrado culpable, por lo que es condenado a la horca. A los padres solo les queda rezar a Santiago. Cuando se acercan al cuerpo de su hijo ahorcado para despedirse, este les habla y les dice que sigue vivo por la gracia del Santo.

La pareja alemana corre a comunicar la noticia al corregidor, que se encuentra en esos momentos dando cuenta de una suculenta cena a base de aves de corral. Se ríe de ellos y les dice "Vuestro hijo está tan vivo como este gallo y esta gallina que me estoy comiendo". Acto seguido, la gallina se levantó y se puso a cacarear, y así hizo bueno el refrán: "Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada".

Tras la visita rápida a la catedral (debido a la celebración solo pude asomarme un poco al final), doy una pequeña vuelta por el pueblo y me voy a comer un menú del peregrino.
Presenciando el día de fiesta
Una vez he repuesto fuerzas, voy a por la mochila a la oficina de turismo, donde también me ponen el sello en la credencial.

Abandono, pues, Santo Domingo, y me dispongo a recorrer los seis kilómetros que me separan de Grañon. Cae la tarde y el sol, que finalmente se ha impuesto en lo alto del cielo, comienza a descender frente a mi, marcándome el camino a seguir.

Cruz de los Valientes
Al rato de salir de Grañon me topo con la Cruz de los Valientes, hito que recuerda otra leyenda, esta sobre una disputa por un terreno entre Grañón y Santo Domingo.

Tres kilómetros más y ya vislumbro en lontananza la silueta de Grañón con el campanario de su iglesia despuntando entre el resto de pequeñas edificaciones.

Resulta ser esta una pequeña localidad con los servicios justos y necesarios para atender las necesidades básicas del peregrino. Me acerco a la iglesia, ya que tengo entendido que allí está el albergue, y resulta ser una especie de edificación anexo al tempo, estando las dependencias del mismo entre el campanario y la parte alta del templo. El emplazamiento es curioso, pero lo realmente significante es el espíritu de acogida cristiana que desprende.

Ero caminando hacia el infinito
Como decía, según entro, me encuentro con Izascun, la hospitalera voluntaria que al parecer acaba de aterrizar en el albergue. Me cuenta un poco su funcionamiento. El albergue tiene una cocina y una sala de uso comunitario. Ofrece cena y desayuno comunitario a los peregrinos, donde cada uno puede aportar lo que buenamente pueda. Me comenta que tienen el termo del baño estropeada, por lo que me calentará algo de agua en una olla para que me duche. Como ya hay otros peregrinos y ya tienen pensada la cena, me sugiere que lleve algo de beber (algo de vino). Durante mi conversación con ella siento algo diferente a lo que sientes en otros albergues. De alguna manera me hace sentir que en el albergue el que toma las decisiones sobre el qué hacer y cómo hacer es el peregrino, siguiendo unas mínimas normas de convivencia, respeto y fraternidad, de manera que te lleva a tomar la iniciativa. Y es realmente curioso que esta manera de gestionar el albergue funcione.

Se duerme en un espacio un poco más alto que el comedor, en una tarima de madera donde extienden una serie de colchonetas. Llama la atención un cofre abierto que hay en la entrada con la leyenda "deja lo que puedas o toma lo que necesites", donde, según la filosofía del albergue, cada peregrino puede dejar la voluntad o bien tomar lo que necesite, de manera que los hospitaleros y otros peregrinos puedan aprovechar aquello que a unos les sobra y a otros tanto les falta. La gestión y la atmósfera que desprende este lugar es diferente a tantos otros albergues que ya he visitado. El ambiente es peculiar, pero termina por ser entrañable. Enseguida me doy cuenta de que estaré acompañado por mis ya viejos conocidos Luca, Ingrid, Pablo y Ero, además de una pareja de koreanos.
Llegando a Grañon
José Luis. López Vázquez
Me aseo con el agua calentada por la hospitalera y me voy a comprar el vino y alguna vitualla más para el desayuno. Doy una pequeña por el curioso pueblo donde me llama la atención la existencia de una cabina al más puro estilo tradicional de las que ya no quedan en la ciudad.

Llega la noche y Luca, que ha ido a coger leña, enciende la chimenea. Entre todos preparamos la comida, con un poco de ensalada y pasta, regada por vino y refrescos. Cuando estamos charlando animadamente sobre el camino y nuestras motivaciones, aparecen una pareja de estonios que vienen en moto haciendo el camino. Traen algo más de vino y se unen a la conversación.

Después de la cena realizamos una pequeña oración por los peregrinos en un ambiente muy recogido y muy íntimo. Es uno de esos momentos excepcionales que no pueden ser descritos por palabras, pero que te llegan a lo más hondo de tu alma.

Luca atizando el fuego
Continuamos charlando y riendo un rato. En el salón hay un piano y algunos de mis compañeros se arrancan con alguna melodía. Finalmente, pasadas las diez llega el momento de acostarnos. Cuando me estoy introduciendo en el saco veo que el muchacho estonio se va acercando uno a uno a todos los peregrinos para entregarles algo. Finalmente se acerca a mi y me da un paquetito que resultan ser un par de tapones para dormir. Yo no los uso, ya que no me resultan cómodos y suelo dormir sin problema con algo de ruido, pero me parece un detallazo tener esa deferencia hacia los demás si sabes que roncas.

Cena comunitaria en el albergue de Grañón
Con la sensación de estar viviendo en un sueño, de haber sido transportado a otro mundo al traspasar el umbral de este albergue me sumerjo en un sueño reparador aunque, por qué no decirlo, algo incómodo (estoy durmiendo sobre el suelo en una fina colchoneta de esas que se usan en clase de gimnasia en los colegios). Pero no me siento nada incómodo... Más bien al contrario.


                                                                                        - Continúa caminando en la etapa 10 -


15 noviembre 2017

Etapa 8: Logroño - Nájera

Viernes 2 de noviembre de 2007
30,7  km. Unas 8 horas


Soleado día de noviembre
Amanece un nuevo y soleado día en esta octava jornada de mi Camino Jacobeo. Me levanto aún algo embriagado por los caldos probados añoche. Recojo todas mis pertenencias y salgo a la calle para buscar un sitio donde desayunar.

Una vez hecha la primera comida del día, recorro la ciudad de punta a punta para continuar el camino. La salida de Logroño, una vez dejas atrás el centro, te lleva por unos parques y zonas verdes hasta cruzar la autovía. En este punto comienzan unas sendas peatonales y ciclistas donde coincido con algunos grupos de señoras que están haciendo su ejercicio matutino en forma de agradable paseo a no poca velocidad.

Peregrino junto al embalse
El sol comienza a despuntar, pero el viento hace acto de presencia y no me permite despojarme de la chaqueta. De hecho, durante todo el día de hoy será verdaderamente molesta su presencia.

Esta primera parte del camino transcurre por esta zona bonita que es el Parque de la Grajera, que culmina en el embalse artificial y nos lleva a salvar el alto de la Grajera. En el descenso hacia Navarrete nos topamos con las ruinas del antiguo Hospital de Peregrinos de San Juan de Acre, del cual no se conservan más que restos de muretes de piedra.

Navarrete
Restos de Hospital de Peregrinos
Después de unas tres horas llegamos a Navarrete. Voy acompañado por Ero, como viene siendo costumbre estos días. Descansamos un poco y visitamos la Iglesia de la Asunción.

Al poco tiempo reanudamos la marcha. Salimos del pueblo por el margen izquierdo de la nacional. Pasamos por delante del cementerio y enseguida retomamos los caminos de tierra rodeados de vides. De nuevo el viento vuelve a hacerse presente y resulta muy molesto, ya que nos pega de costado. Tengo que ponerme la capucha de la sudadera para taparme las orejas, ya que estoy empezando a notar dolor en los oídos.

Cementerio de Navarrete
En estas estamos cuando aparece el cartel que nos ofrece la oportunidad de ir a Ventosa o de continuar el camino de frente. El nombre del pueblo le viene que no pintado. Vamos varios peregrinos en fila luchando contra el viento. Decidimos seguir de frente ya que no parece que el camino por Ventosa nos ofrezca nada especial (bueno, sí, más viento).

Continuamos los más de diez kilómetros que aún nos quedan para llegar hasta nuestro destino de hoy, Nájera. Yo hoy estoy sufriendo más que otros días. Empiezo a tener calambres en varios músculos de mis piernas y me vuelve el ya casi rutinario dolor en la planta de los pies.

Camino en noviembre por La Rioja

De nuevo hitos de piedras
Realizamos el suave ascenso al Alto de San Antón. Pasamos de nuevo junto a esos curiosos hitos de piedras que tantas y tantas veces crecen a lo largo y ancho de los Caminos. Hacemos una parada para tratar de estirar un poco los gemelos y los cuádriceps.

Retomamos de nuevo el camino para afrontar la última parte de la etapa por caminos de tierra. Nos encontramos con un bello poema sobre el Camino de Santiago escrito en la pared de una antigua fábrica. Por lo visto, fue escrito por el párroco de un pueblo cercano, Eugenio Garibay: "Peregrino, ¿quién te llama?, ¿qué fuerza oculta te atrae?". El texto te hace reflexionar sobre el camino y su poder de atracción. Leerlo de esta manera, en medio de una etapa dura te hace pararte a mirar dentro de ti cuáles son tus motivaciones.

Poema sobre el Camino de Santiago antes de  llegar a Nájera
Después de este momento de meditación, me doy cuenta que yo no estoy para muchas trascendencias. Parece que Nájera ya está aquí, pero no terminamos de llegar y mis dolores musculares se acrecientan.

Se vislumbra Nájera
En un rato llegamos al cartel que índica que hemos llegado a Nájera. Pero por desgracia, el albergue está al final del pueblo, y quedan aún dos kilómetros más, que recorro con la cabeza gacha, tratando de seguir los pasos de Ero que me va abriendo camino. Voy notando como si me abrasaran las plantas de los pies.

Finalmente conseguimos llegar al albergue en el que hay bastante gente. Como tenemos mucha hambre y ya es tarde, vamos a comer directamente sin pasar por la ducha. Nos metemos en un restaurante llamado "El Buen Yantar" en el que damos buena cuenta de una gran comida que me devuelve a la vida.

Santa María la Real. Claustro
Volvemos tranquilamente al albergue. Descanso un poco y cuando quiero ir a ducharme, oigo que no hay agua caliente. Somos bastantes y al ser un sistema calentado con termo eléctrico acaba resultado insuficiente. El hospitalero recomienda que esperemos un par de horas sin ducharnos ninguno y así volveremos a tener agua caliente.

Decido esperar. Me voy a visitar el monasterio de Santa María la Real y a disfrutar de un rato de paz en su claustro gótico. Allí me reencuentro con Ero. Nos informan de que hay una visita guiada que resulta muy interesante. En ella nos enseñan y cuentan la historia del monasterio y nos muestran el retablo, la sillería del coro, el claustro y el Panteón Real, donde se encuentran enterrados antiguos reyes y reinas del Reino de Navarra.

Detalle de las sillerías del coro
Santa María la Real
Después de la visita, me vuelvo al albergue y nada más llegar veo a un peregrino que está saliendo de la ducha y comenta que no sale caliente. Finalmente decido no esperar más y ducharme con el agua como esté, que resulta ser bastante fría. No hay mal que por bien no venga. El agua gélida estimula la circulación y supongo que ayuda a la recuperación muscular de mis maltrechas piernas.


Monasterio de Santa María la Real
Tras la ducha ceno algo en el albergue y me marcho a descansar, que mi cuerpo me pide posición horizontal.



                                                                                        - Continúa caminando en la etapa 9 -


07 noviembre 2017

Etapa 7: Torres del Río - Logroño

Jueves, 1 de noviembre de 2007

20 km. Unas 5 horas

Iglesia templaria
Comienza un nuevo día en el Camino de Santiago. Toca realizar las rutinas matutinas habituales para ponerse en camino a primero hora de la mañana.

Peregrino en manga corta
El día ha amanecido hoy espectacular. El sol comienza a brillar y a calentar. Después de desayunar, con el cuerpo templado decido comenzar la etapa en manga corta (enseguida volveré a ponerme la sudadera, que no hace tanto calor). Me acerco a ver la Iglesia del Santo Sepulcro con luz diurna, ya que el día anterior practicamente no pude apreciarla hasta que salí del albergue a cenar y ya era de noche.

A mi particularmente me gustan estos pequeños templos recogidos de época medieval. Este me parece espectacular, con su singular planta octogonal.
Llanura navarra

Ermita de la Virgen del Poyo
En torno a las 9:30 comienzo la etapa que hoy será un auténtico rompepiernas. Enseguida comienzan las primeras subidas y bajadas que me llevan a coronar una cima donde se encuentra la ermita de la virgen del Poyo y a descender a varios barrancos por verticales y duros caminos. Hoy es día festivo y parece que es temporada de caza. En varios momentos escucho el sonido de escopetas disparando. La verdad es que me inquieta un poco el asunto. Espero que los cazadores tengan presente que por allí pasa el Camino de Santiago y no decidan dedicarse a la caza del peregrino.

Uno de los barrancos por los que pasamos es el barranco de Mataburros... (después de mi comentario anterior... no digo nada).

Tierra de vinos

Construcciones prehistóricas
Hitos de piedras
En toda esta zona me llama la atención la presencia de varias pequeñas construcciones de piedra que al parecer podrían tener un origen prehistórico. También hay zonas en las que al parecer hay quien se ha dedicado a erigir hitos de piedras en honor a no se muy bien que o quien. (Esta costumbre la encontraré en otras ocasiones en más puntos de este y de otros caminos). En alguna zona parece una verdadera "plantación de hitos".
Entrada a Viana

Después de mucho sube y baja y de que creer que ya casi estamos en Viana varias veces, llego acompañado de Ero a esta localidad.

Visitamos tranquilamente su casco antiguo siguiendo las flechas amarillas del Camino. Pasamos junto a sus principales monumentos, donde destacan su Ayuntamiento barroco y la iglesia de Santa María, con una gran portada renacentista con forma de hornacina se me asemeja un poco a la portada barroca mucho más grande de la catedral de Logroño que contemplaré horas más tarde.



Ayuntamiento de Viana
Iglesia de Santa María
Con Ero en la fuente
Tras este momento cultural continuamos camino. Paramos un rato en la ermita de la Virgen de las Cuevas y aprovechamos su fuente para refrescarnos.

Seguimos nuestra marcha y en poco más de media hora abandonamos Navarra. Dejamos atrás esta maravillosa tierra para adentrarnos en La Rioja, origen del vino que lleva su nombre.



Hola a La Rioja!!!!
En La Rioja, más viñas!!!
Viajar a pie supone que estos pequeños detalles (cambiar de provincia, comunidad, región) sean como pequeños hitos o pasos importantes. Atravesar una provincia caminando te puede suponer más de seis días, tiempo más que suficiente para empaparte en su esencia y sentir lo mucho que cada uno de los territorios por los que transcurre el camino tiene a bien susurrarte a través de sus paisajes, de sus colores y olores, de sus platos, de sus texturas y sabores, de sus monumentos, y como no, de sus gentes.

Llegando a Logroño
Entro, como decía, en La Rioja y compruebo como la capital, Logroño, se encuentra a poco más de 5 kilómetros de Navarra, lo que nos habla de lo absurdas y ficticias que son las fronteras que a veces algunos quieren levantar.

Este último tramo hasta la capital riojana transcurre, con ella a la vista, a través de una pista asfaltada de color rojo que supone un verdadero martirio para mis doloridas plantas de los pies. Encima en el último tramo comienzo a tener molestias en los tibiales de mi pierna izquierda.

A duras penas, después de unas cinco horas de caminata, atravieso el puente de piedra que me introduce en la ciudad. En apenas 300 metros llego al albergue de peregrinos, lo que es algo insólito en una entrada a una gran ciudad.

Catedral de Logroño
Por desgracia el albergue todavía no está abierto por lo que Ero y yo buscamos un sitio para comer. Nos decidimos por un restaurante en el que vemos que están comienzo Joan, Luis y Vicente. Disfrutamos de una agradable comida en una agradable compañía.

Luis y Vicente, una vez terminado el postre continúan su camino con la intención de llegar hasta Navarrete, por lo que nos despedimos de ellos. También nos despedimos de Joan, que hoy finaliza su periplo por este camino de Santiago. Por la noche debe coger un bus que le lleva de vuelta a Cataluña.

 Nos vamos al albergue, donde me instalo y me ducho de manera que recobro un poco las buenas sensaciones y empiezo a sentirme mucho mejor. Salgo a dar una vuelta por la ciudad.

Calle Laurel
Lo primero que hago es llamar a mi amigo Diego, compañero de experiencias en mi Erasmus en Florencia en el año 2000. Le doy una gran sorpresa diciéndole que estoy en su ciudad. Por fortuna, puede hacer un hueco y queda conmigo a las siete de la tarde para acompañarme en una visita fugaz por su Logroño natal.

Doy una vuelta por la zona centro de la ciudad y en la hora y sitios acordados me reuno con mi amigo.

Guiado por él visitamos unos cuantos locales de la Calle Laurel, probando los manjares que esta sugerente zona ofrecen al viajero en forma de vino y tapas. Pasamos la velada recordando batallitas y la verdad es que se me pasa el tiempo volando.

Nos despedimos y me dirijo al albergue. Ya me habían comentado que la zona donde se encuentra es un poco "peligrosilla". En mi camino de regreso, en torno a las 10 de la noche, al filo de la hora de cierre del albergue, me cruzo con algún muchacho con pintas sospechosas en calles desiertas poco o mal iluminadas. Aprieto el paso y finalmente llego al albergue sin contratiempos, aunque debo decir que cuando cruzo el umbral de la puerta siento algo de alivio.
Con el gran Diego
Recojo la ropa que había puesto a secar y me voy a dormir. Otro gran día ha llegado a su fin y de nuevo, con la marcha de Joan, tengo sensación de que una parte de mi experiencia en el camino se va. Las dos primeras personas con las que inicié el camino ya no están aquí y eso me hace sentir pena. Por otro lado, se que otros peregrinos ya están a mi lado y estoy seguro que otros muchos aparecerán... En fin, el camino es como la vida: unos vienen, otros van....