15 noviembre 2017

Etapa 8: Logroño - Nájera

Viernes 2 de noviembre de 2007
30,7  km. Unas 8 horas


Soleado día de noviembre
Amanece un nuevo y soleado día en esta octava jornada de mi Camino Jacobeo. Me levanto aún algo embriagado por los caldos probados añoche. Recojo todas mis pertenencias y salgo a la calle para buscar un sitio donde desayunar.

Una vez hecha la primera comida del día, recorro la ciudad de punta a punta para continuar el camino. La salida de Logroño, una vez dejas atrás el centro, te lleva por unos parques y zonas verdes hasta cruzar la autovía. En este punto comienzan unas sendas peatonales y ciclistas donde coincido con algunos grupos de señoras que están haciendo su ejercicio matutino en forma de agradable paseo a no poca velocidad.

Peregrino junto al embalse
El sol comienza a despuntar, pero el viento hace acto de presencia y no me permite despojarme de la chaqueta. De hecho, durante todo el día de hoy será verdaderamente molesta su presencia.

Esta primera parte del camino transcurre por esta zona bonita que es el Parque de la Grajera, que culmina en el embalse artificial y nos lleva a salvar el alto de la Grajera. En el descenso hacia Navarrete nos topamos con las ruinas del antiguo Hospital de Peregrinos de San Juan de Acre, del cual no se conservan más que restos de muretes de piedra.

Navarrete
Restos de Hospital de Peregrinos
Después de unas tres horas llegamos a Navarrete. Voy acompañado por Ero, como viene siendo costumbre estos días. Descansamos un poco y visitamos la Iglesia de la Asunción.

Al poco tiempo reanudamos la marcha. Salimos del pueblo por el margen izquierdo de la nacional. Pasamos por delante del cementerio y enseguida retomamos los caminos de tierra rodeados de vides. De nuevo el viento vuelve a hacerse presente y resulta muy molesto, ya que nos pega de costado. Tengo que ponerme la capucha de la sudadera para taparme las orejas, ya que estoy empezando a notar dolor en los oídos.

Cementerio de Navarrete
En estas estamos cuando aparece el cartel que nos ofrece la oportunidad de ir a Ventosa o de continuar el camino de frente. El nombre del pueblo le viene que no pintado. Vamos varios peregrinos en fila luchando contra el viento. Decidimos seguir de frente ya que no parece que el camino por Ventosa nos ofrezca nada especial (bueno, sí, más viento).

Continuamos los más de diez kilómetros que aún nos quedan para llegar hasta nuestro destino de hoy, Nájera. Yo hoy estoy sufriendo más que otros días. Empiezo a tener calambres en varios músculos de mis piernas y me vuelve el ya casi rutinario dolor en la planta de los pies.

Camino en noviembre por La Rioja

De nuevo hitos de piedras
Realizamos el suave ascenso al Alto de San Antón. Pasamos de nuevo junto a esos curiosos hitos de piedras que tantas y tantas veces crecen a lo largo y ancho de los Caminos. Hacemos una parada para tratar de estirar un poco los gemelos y los cuádriceps.

Retomamos de nuevo el camino para afrontar la última parte de la etapa por caminos de tierra. Nos encontramos con un bello poema sobre el Camino de Santiago escrito en la pared de una antigua fábrica. Por lo visto, fue escrito por el párroco de un pueblo cercano, Eugenio Garibay: "Peregrino, ¿quién te llama?, ¿qué fuerza oculta te atrae?". El texto te hace reflexionar sobre el camino y su poder de atracción. Leerlo de esta manera, en medio de una etapa dura te hace pararte a mirar dentro de ti cuáles son tus motivaciones.

Poema sobre el Camino de Santiago antes de  llegar a Nájera
Después de este momento de meditación, me doy cuenta que yo no estoy para muchas trascendencias. Parece que Nájera ya está aquí, pero no terminamos de llegar y mis dolores musculares se acrecientan.

Se vislumbra Nájera
En un rato llegamos al cartel que índica que hemos llegado a Nájera. Pero por desgracia, el albergue está al final del pueblo, y quedan aún dos kilómetros más, que recorro con la cabeza gacha, tratando de seguir los pasos de Ero que me va abriendo camino. Voy notando como si me abrasaran las plantas de los pies.

Finalmente conseguimos llegar al albergue en el que hay bastante gente. Como tenemos mucha hambre y ya es tarde, vamos a comer directamente sin pasar por la ducha. Nos metemos en un restaurante llamado "El Buen Yantar" en el que damos buena cuenta de una gran comida que me devuelve a la vida.

Santa María la Real. Claustro
Volvemos tranquilamente al albergue. Descanso un poco y cuando quiero ir a ducharme, oigo que no hay agua caliente. Somos bastantes y al ser un sistema calentado con termo eléctrico acaba resultado insuficiente. El hospitalero recomienda que esperemos un par de horas sin ducharnos ninguno y así volveremos a tener agua caliente.

Decido esperar. Me voy a visitar el monasterio de Santa María la Real y a disfrutar de un rato de paz en su claustro gótico. Allí me reencuentro con Ero. Nos informan de que hay una visita guiada que resulta muy interesante. En ella nos enseñan y cuentan la historia del monasterio y nos muestran el retablo, la sillería del coro, el claustro y el Panteón Real, donde se encuentran enterrados antiguos reyes y reinas del Reino de Navarra.

Detalle de las sillerías del coro
Santa María la Real
Después de la visita, me vuelvo al albergue y nada más llegar veo a un peregrino que está saliendo de la ducha y comenta que no sale caliente. Finalmente decido no esperar más y ducharme con el agua como esté, que resulta ser bastante fría. No hay mal que por bien no venga. El agua gélida estimula la circulación y supongo que ayuda a la recuperación muscular de mis maltrechas piernas.


Monasterio de Santa María la Real
Tras la ducha ceno algo en el albergue y me marcho a descansar, que mi cuerpo me pide posición horizontal.



                                                                                        - Continúa caminando en la etapa 9 -


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