07 noviembre 2017

Etapa 7: Torres del Río - Logroño

Jueves, 1 de noviembre de 2007

20 km. Unas 5 horas

Iglesia templaria
Comienza un nuevo día en el Camino de Santiago. Toca realizar las rutinas matutinas habituales para ponerse en camino a primero hora de la mañana.

Peregrino en manga corta
El día ha amanecido hoy espectacular. El sol comienza a brillar y a calentar. Después de desayunar, con el cuerpo templado decido comenzar la etapa en manga corta (enseguida volveré a ponerme la sudadera, que no hace tanto calor). Me acerco a ver la Iglesia del Santo Sepulcro con luz diurna, ya que el día anterior practicamente no pude apreciarla hasta que salí del albergue a cenar y ya era de noche.

A mi particularmente me gustan estos pequeños templos recogidos de época medieval. Este me parece espectacular, con su singular planta octogonal.
Llanura navarra

Ermita de la Virgen del Poyo
En torno a las 9:30 comienzo la etapa que hoy será un auténtico rompepiernas. Enseguida comienzan las primeras subidas y bajadas que me llevan a coronar una cima donde se encuentra la ermita de la virgen del Poyo y a descender a varios barrancos por verticales y duros caminos. Hoy es día festivo y parece que es temporada de caza. En varios momentos escucho el sonido de escopetas disparando. La verdad es que me inquieta un poco el asunto. Espero que los cazadores tengan presente que por allí pasa el Camino de Santiago y no decidan dedicarse a la caza del peregrino.

Uno de los barrancos por los que pasamos es el barranco de Mataburros... (después de mi comentario anterior... no digo nada).

Tierra de vinos

Construcciones prehistóricas
Hitos de piedras
En toda esta zona me llama la atención la presencia de varias pequeñas construcciones de piedra que al parecer podrían tener un origen prehistórico. También hay zonas en las que al parecer hay quien se ha dedicado a erigir hitos de piedras en honor a no se muy bien que o quien. (Esta costumbre la encontraré en otras ocasiones en más puntos de este y de otros caminos). En alguna zona parece una verdadera "plantación de hitos".
Entrada a Viana

Después de mucho sube y baja y de que creer que ya casi estamos en Viana varias veces, llego acompañado de Ero a esta localidad.

Visitamos tranquilamente su casco antiguo siguiendo las flechas amarillas del Camino. Pasamos junto a sus principales monumentos, donde destacan su Ayuntamiento barroco y la iglesia de Santa María, con una gran portada renacentista con forma de hornacina se me asemeja un poco a la portada barroca mucho más grande de la catedral de Logroño que contemplaré horas más tarde.



Ayuntamiento de Viana
Iglesia de Santa María
Con Ero en la fuente
Tras este momento cultural continuamos camino. Paramos un rato en la ermita de la Virgen de las Cuevas y aprovechamos su fuente para refrescarnos.

Seguimos nuestra marcha y en poco más de media hora abandonamos Navarra. Dejamos atrás esta maravillosa tierra para adentrarnos en La Rioja, origen del vino que lleva su nombre.



Hola a La Rioja!!!!
En La Rioja, más viñas!!!
Viajar a pie supone que estos pequeños detalles (cambiar de provincia, comunidad, región) sean como pequeños hitos o pasos importantes. Atravesar una provincia caminando te puede suponer más de seis días, tiempo más que suficiente para empaparte en su esencia y sentir lo mucho que cada uno de los territorios por los que transcurre el camino tiene a bien susurrarte a través de sus paisajes, de sus colores y olores, de sus platos, de sus texturas y sabores, de sus monumentos, y como no, de sus gentes.

Llegando a Logroño
Entro, como decía, en La Rioja y compruebo como la capital, Logroño, se encuentra a poco más de 5 kilómetros de Navarra, lo que nos habla de lo absurdas y ficticias que son las fronteras que a veces algunos quieren levantar.

Este último tramo hasta la capital riojana transcurre, con ella a la vista, a través de una pista asfaltada de color rojo que supone un verdadero martirio para mis doloridas plantas de los pies. Encima en el último tramo comienzo a tener molestias en los tibiales de mi pierna izquierda.

A duras penas, después de unas cinco horas de caminata, atravieso el puente de piedra que me introduce en la ciudad. En apenas 300 metros llego al albergue de peregrinos, lo que es algo insólito en una entrada a una gran ciudad.

Catedral de Logroño
Por desgracia el albergue todavía no está abierto por lo que Ero y yo buscamos un sitio para comer. Nos decidimos por un restaurante en el que vemos que están comienzo Joan, Luis y Vicente. Disfrutamos de una agradable comida en una agradable compañía.

Luis y Vicente, una vez terminado el postre continúan su camino con la intención de llegar hasta Navarrete, por lo que nos despedimos de ellos. También nos despedimos de Joan, que hoy finaliza su periplo por este camino de Santiago. Por la noche debe coger un bus que le lleva de vuelta a Cataluña.

 Nos vamos al albergue, donde me instalo y me ducho de manera que recobro un poco las buenas sensaciones y empiezo a sentirme mucho mejor. Salgo a dar una vuelta por la ciudad.

Calle Laurel
Lo primero que hago es llamar a mi amigo Diego, compañero de experiencias en mi Erasmus en Florencia en el año 2000. Le doy una gran sorpresa diciéndole que estoy en su ciudad. Por fortuna, puede hacer un hueco y queda conmigo a las siete de la tarde para acompañarme en una visita fugaz por su Logroño natal.

Doy una vuelta por la zona centro de la ciudad y en la hora y sitios acordados me reuno con mi amigo.

Guiado por él visitamos unos cuantos locales de la Calle Laurel, probando los manjares que esta sugerente zona ofrecen al viajero en forma de vino y tapas. Pasamos la velada recordando batallitas y la verdad es que se me pasa el tiempo volando.

Nos despedimos y me dirijo al albergue. Ya me habían comentado que la zona donde se encuentra es un poco "peligrosilla". En mi camino de regreso, en torno a las 10 de la noche, al filo de la hora de cierre del albergue, me cruzo con algún muchacho con pintas sospechosas en calles desiertas poco o mal iluminadas. Aprieto el paso y finalmente llego al albergue sin contratiempos, aunque debo decir que cuando cruzo el umbral de la puerta siento algo de alivio.
Con el gran Diego
Recojo la ropa que había puesto a secar y me voy a dormir. Otro gran día ha llegado a su fin y de nuevo, con la marcha de Joan, tengo sensación de que una parte de mi experiencia en el camino se va. Las dos primeras personas con las que inicié el camino ya no están aquí y eso me hace sentir pena. Por otro lado, se que otros peregrinos ya están a mi lado y estoy seguro que otros muchos aparecerán... En fin, el camino es como la vida: unos vienen, otros van....





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