28 abril 2011

Real Madrid vs Barça 2011 Tercer asalto: ida Champions



Partido un tanto vergonzoso el que hemos presenciado en el día de hoy. El planteamiento del Madrid en el Bernabéu en una semifinal de Champions no puede ser nunca algo tan rastrero y tan carente de fútbol como el que ha planteado el técnico blanco. El público que asiste al estadio llevaba (hasta el miércoles pasado) desde 2008 sin ver a su equipo levantar un título y desde 2003 sin ver algo que está acostumbrado a disfrutar:las eliminatorias de la Champions. Por fin este año Mourinho ha llevado al equipo al sitio que merece y eso y solo eso le libra de los pitos y la respuesta negativa que gran parte de la grada tiene a su fútbol (o a su no fútbol).

Digo esto de antemano, tratando de hacer autocrítica y de no poner excusas a las derrotas ni de llorar ante los tropiezos. El Real Madrid en su estadio no puede basar su juego en ver como el equipo contrario tiene la pelota y la mueve a su antojo, aunque lo haga a 50 metros del área. Eso no nos gusta. Y aunque no dispongo de la opinión de todos los abonados ni me puedo erigir en representante del madridismo, la decepción y el hastío es palpable entre la grada.

Como aficionado y forofo de mi equipo no me queda otra que animar y pedir lucha y entrega a mis jugadores. Creo que nuestro actual entrenador tendrá todos los defectos del mundo que le quieran etiquetar, pero lo que está claro es que se le ve venir. En toda su carrera ha sido consecuente con su manera de ver el fútbol y su estilo de juego, el que le ha dado tantos títulos, no ha tenido grandes variaciones.

No seamos ahora cínicos. Cuando el pasado verano el Madrid trajo a su flamante nuevo entrenador, sabíamos lo que estaba por llegar. Yo cuando veía jugar a su Chelsea o cuando vi ganar la Champions a su Inter, siempre pensaba que ese tipo de juego yo no lo quería nunca en nuestro club. Pero la falta de títulos, la pérdida de un rumbo, de un estilo de juego, y la apabullante superioridad del rival por antonomasia pusieron a Mou en Valdebebas. ¡Qué le vamos a hacer! Lo asumimos y esperamos al menos algún resultado positivo está temporada y, sobre todo, plantarle cara al Barça.

Ha llegado la recta final. Llevamos tres clásicos. El equipo juega contra el Barça a la manera "Mourinho". Resultados:

1.- La liga ya estaba muy difícil. El "todopoderoso" Barça no consigue marcar hasta el penalty de Albiol y luego ve como el rácano Madrid de Mou le empata con diez.

2.- La Copa del Rey vuelve a la sala de vitrinas del Bernabéu (algo magullada, eso sí)

y 3.- Otro partido sin balón e "indigno" del Madrid (algo que ya debíamos tener asumido; es difícil, lo se) en el que el "super" Barça no es capaz de hacer un gol hasta que el arbitro expulsa rigurosamente a Pepe y el Madrid se queda de nuevo con diez.

Podemos extraer dos conclusiones contradictorias (o no). No nos gusta como juega el Madrid, pero le estamos plantando cara al Barcelona y aún no hemos dicho la última palabra.

El partido el martes próximo en el Nou Camp es el desenlace de esta miniserie que tiene encandilados a millones de personas en todo el mundo y que en este tercer episodio ha perdido fuerza y ha decepcionado a aquellos que no son grandes fans de los protagonistas. Sinceramente espero (o deseo) ver un Madrid distinto, sin nada que perder y mucho que ganar en el que el entrenador deje un poco de lado su "estilo" y deje volar a los soñadores que tiene en su plantilla. O quizás volvamos a ver un tostón, con un Madrid esperando a un Barça anodino que solo tiene que dejar pasar los 90 minutos para ganar la batalla final, y que sabe que siempre tiene una bala en la recámara si la cosa se pone fea.

Mención aparte merecen las siempre controvertidas decisiones arbitrales, las duras entradas, la excelente interpretación de algunos de los actores de estas cuatro superproducciones, el eterno llanto de Mourinho y la estulticia de Guardiola. Seguramente la UEFA sancionará una vez más al Real Madrid de manera ejemplarizante y eso no hará sino afianzar aun más a Mourinho en sus teorías conspiratorias (empiezan a ser demasiadas coincidencias, pero bueno).

Esperamos ver una batalla final digna y sin mucha controversia arbitral y que en Wembley nos podamos encontrar con el que ha sido nuestro estandarte durante la última década.

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