14 febrero 2018

Etapa 12: Atapuerca - Burgos

Martes 6 de noviembre de 2007
20 km. Unas 4,30 horas


Alto de Atapuerca
Tras una nueva noche reparadora me levanto una nueva jornada en el camino de Santiago. Hoy la etapa es bastante asequible, ya que son solamente unos veinte kilómetros hasta llegar a Burgos. La idea es partir temprano para llegar a la ciudad pronto y poder dedicar la tarde a visitar la catedral y pasear por sus calles.

Así pues, pasados las 8:30 ya estamos en marcha buena parte del grupo de peregrinos que hemos pernoctado en Atapuerca. El día ha amanecido con nubes cubriendo el cielo y una ligera niebla que se acentúa al ascender al Alto de Atapuerca a tan solo dos kilómetros del inicio de la etapa.

En el alto se erige una gran cruz de madera y pueblan el suelo cientos de cantos y piedras ordenados formando círculos concéntricos, lo que sumado a la niebla le dan al paisaje un aura de misterio a lo Expediente X.

Cómo se gesta una foto haciendo un poco el ganso


Nubes amenazantes
Nos hacemos unas fotos haciendo un poco el ganso en la zona y emprendemos el suave descenso hacía la minúscula población de Villalval pasando junto a una cantera. El camino sigue unas pistas de tierra que tienen algunas bifurcaciones que no nos parece que estén del todo bien señalizadas, aunque al final siguiendo una pista u otra vamos a dar al mismo sitio. Durante el descenso caminamos juntos Ero, Pablo, Lucca y yo. Llevamos un ritmo cada vez más alto.

Orbaneja Riopico
Entre bromas, chascarrillos y cánticos de canciones infantiles establecemos una especie de competición por ver quién va más rápido. Yo enseguida desisto de seguirles el ritmo. Finalmente vamos escalonados y cada uno tranquilamente camina como quiere y puede.

Como sucede habitualmente los últimos días, acabamos caminando juntos Ero y yo. Pasamos por Cardeñuela y Orbaneja Riopico y finalmente llegamos a Castañares, donde hacemos una parada a tomar un café y descansar un poco nuestras piernas.

Obras y más obras
En pocos minutos retomamos el camino siguiendo las indicaciones. Tengo leído que hay una alternativa al monótono, feo y largo camino de entrada a Burgos por polígonos industriales que supone seguir el "camino oficial", tomando un desvío en algún punto cercano a Castañares para coger una especie de senda fluvial junto al río Arlanzón. Llegamos al punto por donde creo que debe estar el desvío, pero esta zona está en obras y tras intentar pasar por un lado u otro y toparnos con vallas, maquinas excavadoras y zanjas varias desistimos y seguimos por el andadero de la N-120.

Ya en Burgos
Después de varios días de tanto campo y tranquilidad se hace duro el toparse con la "gran ciudad". Menos mal que en cuanto atravesamos la periferia y los polígonos de entrada a la ciudad el paisaje cambia y nos recibe una bella ciudad coronada por un castillo desde el que observar unas maravillosas vistas de su gran catedral gótica.

Monasterio de San Juan
Tras caminar poco menos de una hora por el andadero de la nacional, comenzamos a recorrer las calles de Burgos que nos van a llevar hasta la plaza de San Juan, donde se encuentran las ruinas del Monasterio de San Juan y la Parroquia de San Lesmes.

Plaza de San Juan
Seguimos caminando un poco más en busca de albergue para esta noche. El albergue "municipal" de Burgos es en estos días un edificio prefabricado a orillas del Arlanzón en la salida de la ciudad. En estas fechas se encuentra cerrado, por lo que hay que buscar otras opciones. Por fortuna, existe un pequeño albergue en pleno centro, a unos 100 metros de la catedral, en la capilla Divina Pastora (Albergue Santiago y Santa Catalina) y aunque tiene pocas plazas, esperemos que haya sitio.

Catedral de Burgos
Peregrino cansado de esperar
Llegamos a la puerta del albergue sobre las 13:30. Ya hay un grupito de peregrinos esperando su apertura, que al parecer es a las 14:00. Me despojo de mi mochila y me siento a descansar tranquilamente en un banco. Tanto Ero como Pablo tienen intención de descansar un día en Burgos, por lo que deciden dirigirse a un Hotel para tomarse en él su merecido descanso.

Finalmente viene una anciana a abrir el albergue y a acogernos. La verdad es que es encantadora y el albergue es pequeñito pero acogedor, con 18 camas en literas. Casi la mitad de las plazas están ocupadas por un grupo de "excursionistas" andaluces. También se encuentran en el albergue Luca, Ingrid, los coreanos y al rato llega también Miguel.

Admirando el claustro de la catedral
Una vez instalado y aseado, lavo algo de ropa y marcho a comer.

Después voy a hacer la visita de rigor a la catedral, donde admiro su bella estampa, su claustro, la sillería del coro, la "escalera dorada", los relieves de la girola....

Después de la visita al interior de la catedral, recorro su exterior realizando alguna fotografía. Me acerco al inicio de la cuesta que lleva al castillo, pero decido dejar la visita al mismo para otra ocasión, ya que estoy algo cansado. Voy a la Plaza Mayor y de nuevo al albergue.

Iluminado
Tras un rato de descanso me acerco hasta la Parroquia de San Lesmes a la misa de las 7.

Al salir decido aprovechar que estoy en una capital de provincia para darme un capricho en forma de fastfood y me acerco a cenar a un PizzaHut que vi cuando entré por la mañana en la ciudad y que estaba cerca.

Hemos quedado Luca, Ingris, Pablo, Ero y yo en el hotel en que se alojan Pablo y Ero para ver el partido de Liga de Campeones del Madrid. Termino de cenar un poco tarde y voy justo de tiempo para llegar antes de que inicie el partido. Al salir de la pizzeria, satisfecho con lo engullido, trato de acelerar el paso para llegar rápido al hotel de mis compañeros.
Portada de la catedral

Pero noto que algo no va bien. No puedo caminar deprisa. Siento un dolor intenso en la parte frontal de mi pierna izquierda. Mientras camino despacio el dolor es leve y soportable, pero si acelero sube de intensidad y comienzo a cojear. Camino pues un poco más lento y llego al hotel justo a tiempo de ver comenzar el partido.

Cimborrio de la catedral
Mis compañeros han pedido permiso en el hotel y nos permiten a los cinco estar en una pequeña sala que tienen con un televisor en la planta baja del hotel.

El partido es contra el Olympiacos griego en su casa y la verdad es que es un poco aburrido. Finalmente quedan empate a cero. Charlamos y nos reímos durante el transcurso del mismo. No podemos quedarnos a ver el final ya que el albergue cierra sus puertas a las 22:00.

Viendo el fútbol en buena compañía
Un cuarto de hora antes de las diez emprendemos el camino al albergue Luca, Ingrid y yo. Voy tranquilamente para no sentir mucho dolor en la pierna y la verdad es que no le doy mucha importancia. Espero que sea una pequeña sobrecarga que con el descanso de la noche se me pase.

Llegamos al albergue sin sobresaltos y antes de que apaguen las luces y cierren la puerta.

Me acuesto valorando las opciones que tengo de cara a los próximos días: según mi guía, ahora vienen dos etapas de unos 30 kilómetros la primera hasta Hontanas y 35 la segunda para llegar hasta Fromista. Quizá sea algo durillo. La opción que me planteo es dividir estas dos etapas en tres más asequibles de unos 20 kilómetros cada una parando en Hornillos, Castrojeriz y Fromista.

Veremos como me levanto mañana y como se suceden los acontecimientos...



                                                                                    - Continúa caminando en la etapa 13 -



09 enero 2018

Etapa 11: Tosantos - Atapuerca

Lunes 5 de noviembre de 2007
25,2 km. Unas 6 horas

Después de una nueva noche apacible de descanso, amanece una nueva jornada en el Camino de Santiago. Me levanto tranquilamente junto a mis compañeros pasadas las 8 de la mañana y tras recoger nuestros bártulos y asearnos disfrutamos del desayuno que atentamente nos preparan los hospitaleros de este magnífico albergue de Tosantos.

Albergue de Tosantos: Lucca, Santi, José Luis, yo y Ero
Antes de partir charlamos un rato con Santi y José Luis y nos echamos unas fotos de recuerdo.

Nuevo día nublado
El día ha amanecido fresco y nublado. En torno a las 9:30 emprendemos la marcha. Hoy debemos afrontar una etapa dura, con el ascenso al Alto de la Pedraja atravesando los Montes de Oca en un recorrido de unos 12 kilómetros sin poblaciones ni servicios. Una etapa de esas que más me gustan.

Como es habitual, al poco de comenzar a caminar el grupo se va separando y pronto me encuentro rodeado únicamente de mis pensamientos.

Restos de San Félix
La primera parte de la etapa transcurre por pistas llanas hasta alcanzar Villafranca de Montes de Oca, punto en el que muchos peregrinos paran para avituallarse y afrontar la subida hasta el Monasterio de San Juan de Ortega.

Antes de Villafranca, paso por un par de pueblos y por los restos del abside del monasterio de San Félix (siglos VI y VIII).

En poco más de hora media llego hasta Villafranca y sin dilaciones tomo la pista forestal que me introduce en los bosques de los montes de Oca. Dicen que esta ruta xacobea a su paso por esta zona está íntimamente relacionada con el origen del juego de la oca.

Bosques de Oca

De oca a oca
La caminata por estos bosques me resulta deliciosa. El cielo se ha despejado y el sol acompaña mis pasos y calienta mi rostro. Desde Villafranca camino un par de horas siempre en ascenso, a veces suave, otras no tanto, hasta alcanzar los 1150 metros de altitud del Alto de la Pedraja, donde realizo un pequeño descanso.

Me siento al solecito unos minutos y repongo fuerzas con un kitkat y un poco de agua. A lo largo de la ascensión, que se realiza por una amplia pista forestal, me he encontrado con algún que otro peregrino tumbado al borde del camino tomando el sol y con las piernas en alto. Es una gozada pararte un rato a descansar y disfrutar del silencio y la tranquilidad del lugar.

Mojón y bota 
Caminos maravillosos
Al poco rato empiezo a sentir que me estoy quedando frío y retomo la marcha para, ya en suave descenso, alcanzar el Monasterio de San Juan de Ortega.

Son las 14:20 cuando llego hasta ese pequeño oasis en medio del monte que es el monasterio. Hago una visita al lugar, admirando el sepulcro del Santo que le da nombre y el capitel de la Anunciación que en cada equinoccio sufre el "milagro de la luz".

No voy a quedarme en su emblemático y austero albergue. Prefiero continuar unos kilómetros hasta Atapuerca, de manera que mañana tenga más a mano Burgos y pueda disfrutar de más tiempo para visitar la ciudad.

El Sepulcro de San Juan de Ortega
El día ha quedado muy azúl
Tras la visita al monumento, continúo sin dilación mi camino en dirección Agés. Enseguida me topo con el cartel que señaliza la opción de continuar el camino por Atapuerca o desviarse por Ibeas de Juarros, lo que supone un camino más liso por un andadero junto a la nacional. Mi elección en claramente continuar por Atapuerca.

Los últimos kilómetros hasta llegar a mi destino se me hacen larguísimos. La subida de la jornada y la travesía por los bosques de Oca me empiezan a pasar factura y no veo la hora de llegar a Atapuerca. Me vuelven a doler las plantas de los pies y la verdad es que los último pasos los realizo casi como un zombi. Al fin, a las 15:40 diviso los carteles que anuncian la cercanía de los yacimiento paleontológicos que han puesto a este lugar en el mapa.

Ya queda "menos"
Enseguida llego hasta el único albergue que hay en el pueblo, que es privado. Está un poco destartalado, pero cumple sus funciones a la perfección. Allí me encuentro con mis amigos peregrinos Lucca, Pablo, Ero, Ingrid y con unas peregrinas francesas que caminan con su padre con las que también he coincidido en etapas anteriores.

Me tomo un pincho de tortilla para apaciguar el hambre, ya que son las cuatro y no he comido. El albergue es una especie de choza algo rústico, pero en él me siento como un marqués después de la ducha reparadora.

Homo peregrin vs Homo antecessor
Después de descansar un rato, salgo en busca de una tienda para comprar algo de comer. Unos lugareños me indican donde encontrarla. Me dirijo a ella tranquilamente, ya que noto como me duelen varios músculos y articulaciones de mi cuerpo. De camino accedo a un patio, momento en el cual veo como un perro enorme se acerca a la carrera hacía a mi ladrando y con la lengua fuera. Yo y mis maltrechos músculos emprendemos una carrera hacia el lugar por el que he entrado al patio mientra el can no deja de saltar a mi alrededor. Enseguida viene el dueño y yo me doy cuenta de que el simpático animal solo desea jugar.

Cuidados peregrinos
Me he llevado un susto algo tonto, y he comprobado como con un subidón de adrenalina los dolores y molestias se olvidan en un santiamén.

Después de comprar unas sopas de sobre y unas salchichas vuelvo al albergue, donde después de una tranquila tarde de cháchara con el resto de peregrinos degustaremos una cena compartida en la que cada cual aportará sus viandas.


Cena de peregrinos

Ese calcetín parece radiactivo
La cena y la noche transcurre de manera apacible, echándonos unas risas mientras cada uno se queja de sus "penurias": cansancios, calambres, ampollas...

Me hubiera gustado acercarme hasta el yacimiento de Atapuerca y haberlo podido visitar, pero no estaba con muchas ganas de ponerme a hacer visitas (el yacimiento está a 3 kilómetros y no tengo ni idea de si se puede visitar en estas fechas) y la verdad he disfrutado más descansando y charlando con los compañeros. Otra vez será.


                                                                                    - Continúa caminando en la etapa 12 -


29 noviembre 2017

Etapa 10: Grañón - Tosantos

Domingo 4 de noviembre de 2007
20,3 km. Unas 6 horas


Vista desde el campanario
Nos despertamos a primera hora de la mañana en este entrañable albergue de Grañón. Tras asearme y desayunar junto a mis compañeros, subo a ver el campanario de la iglesia.  Parece que el día ha amanecido con una densa niebla cubriéndolo todo. La estampa que se contempla junto a las viejas campanas estremece y el frío quiere apoderarse de uno.

Nos bajamos rápidamente, nos abrigamos bien y salimos a recorrer nuestra etapa de hoy. Parece que la niebla no es tan densa como parecía, aunque tardará un par de horas en levantar del todo.

Amanece con niebla en Grañón

Peregrino en la niebla
Abandonamos Grañón por una pista de arena. Durante la mayor parte de la etapa de hoy caminaré junto a Ero, Pablo y Luca. Aprovecharemos varios momentos para charlar sobre nosotros, nuestras vidas, nuestras inquietudes, y también para cantar un poco y hacer el ganso.

Es en estas travesías cuando uno conoce a fondo a sus compañeros de viaje y comparte sus experiencias, cuando sin darte cuenta te "desnudas" ante ellos contándoles tu vida sin ningún reparo.

Cambio de Comunidad Autónoma
A los pocos minutos llegamos a un pequeño collado en el que un gran cartel nos informa de que abandonamos La Rioja y nos adentramos en Castilla León, comunidad por la que caminaremos durante quince jornadas a través de las provincias de Burgos, Palencia y León.

Desde este punto se intuye entre la niebla el primer pueblo burgalés, Redecilla del Camino, donde podemos observar dentro de la Iglesia de la Virgen de la Calle una pila bautismal románica del siglo XII con una destacada decoración escultórica.

Redecilla del Camino
Atravesamos el pueblo y en media hora más vamos a parar a Castildelgado, donde hago una pequeña parada para reponer fuerzas y reposar los músculos de las piernas.

De nuevo en marcha, camino un rato en soledad, aunque enseguida vuelvo a contactar con mis compañeros. El camino transcurre por grandes pistas más o menos cercanas a la nacional 120, que cruzamos en varias ocasiones. En unos hitos encontramos pintada una indicación que nos dice que nos quedan 547 kilómetros hasta Santiago. Parece que nuestro destino aún queda muy lejos.

Castildelgado
En un par de horas llegamos a Belorado, final clásico de etapa que nosotros vamos de nuevo a obviar y que dejaremos atrás para terminar nuestra jornada en Tosantos.

Eso no quita para que hagamos una visita a esta importante villa medieval. Como llegamos en torno al mediodía y es domingo, vemos que va a comenzar la misa. Luca y yo decidimos ir juntos. Cuando entramos en la iglesia, observamos que es una celebración especial para niños. El sacerdote que oficia la misa, el "Padre Segis", prepara toda la liturgia para que los más pequeños aprecien y entiendan lo que que en ella se celebra. La verdad es que asistimos a una Eucaristía muy bonita que me trae emotivos recuerdos de mi época como catequista.

Uy lo que nos queda!
Tras la misa decido ir a almorzar. Paro en un bar a tomarme un suculento bocata de tortilla de patata.

Sin más demora retomo el camino para recorrer los casi cinco kilómetros que me separan de la meta de hoy. Con las fuerzas renovadas por el bocata, llego a Tosantos en poco más de 45 minutos.

Me dirijo hacia el albergue parroquial. Llego en compañía de Ero. En la misma puerta nos encontramos con el hospitalero, José Luis, y con su ayudante durante estos días, Santi.

Nos reciben como si fuéramos de la familia, ofreciéndonos ayuda y mostrándonos el albergue y sus servicios. Aunque parezca increíble, el albergue de Tosantos me empieza a resultar aún más entrañable que el de Grañón (que no es cosa fácil).

Tosantos y su ermita al fondo
Después de la calurosa bienvenida, José Luis nos informa de que tiene pensado preparar unas lentejas para la cena y nos pregunta si nos parece bien. "Nos parece genial" le contestamos y nos ofrecemos a echar una mano en lo que sea necesario. Este albergue, al igual que el de Grañón, funciona gracias al donativo de los peregrinos y en el se sirve la cena y el desayuno de manera colectiva con la participación activa de todos.

Me pongo a hacer la colada aprovechando que la tarde está soleada. De nuevo hemos vuelto a coincidir en el mismo albergue prácticamente los mismos que ayer: Ero, Luca, Pablo, Ingrid, un coreano y su madre, y yo.

Después de un rato de descanso y de charla amistosa con el resto de peregrinos, decidimos acercarnos antes de que se ponga el sol hasta la ermita de la Virgen de la Peña, que se encuentra excavada en la roca en un promontorio frente al pueblo. Cuando llegamos (vamos todos menos los coreanos) vemos que está cerrada, pero las vistas y el entorno hacen que haya merecido la pena el esfuerzo de subir hasta allí.

Ermita de la Virgen de la Peña
Volvemos al albergue cuando ya está cayendo la noche y el frío empieza a meterse en los huesos. Cuando llegamos nos cuidamos mucho de meter la ropa tendida dentro, ya que si la dejamos fuera nos la podemos encontrar congelada al día siguiente.

Ero, yo, Luca e Ingrid en la ermita
Cenamos las consabidas lentejas todos los peregrinos junto a los hospitaleros acompañadas de una agradable charla sobre el camino y su historia. Al parecer este albergue lleva ya funcionando así muchos años y José Luis es toda una institución en el Camino. Y debo decir que merece toda alabanza.

Tras la cena, después de ayudar a recoger y fregar los cacharros, nos invitan a participar de una oración de acción de gracias. Entramos a una especie de capilla que hay en el albergue y que se encuentra adornada con bellas frases escritas por peregrinos y gente del camino.

Poder disfrutar de esos momentos de reflexión y meditación durante el camino hacen que la experiencia del mismo sea mucho más enriquecedora. Es de agradecer que haya albergues y hospitaleros que te ayuden a sumergirte en tus pensamientos y a trascender más allá de lo terrenal y de las vivencias del día. Me parece importante resaltar que, aunque evidentemente esta reflexión y meditación en el contexto del Camino de Santiago tiene una base eminentemente cristiana, cada uno puede vivirla desde su experiencia personal y va más allá de una religión o manera de pensar concreta. De hecho, por la trascendencia de los momentos que uno vive en el camino, nadie suele sentirse herido ni obligado a participar de estas reflexiones y a casi todos ayuda y enriquece en su caminar por la vida.

Vistas desde la ermita
Como decía, entramos en la capilla. Leemos unos salmos y unas lecturas muy acordes al camino. Tras un rato de reflexión se nos invita a escribir un propósito o intención que nos sugiera nuestro peregrinar y aplicable en nuestra vida diaria. Posteriormente leemos "intenciones" o propósitos dejados por otros peregrinos en varios idiomas.

El ambiente que se crea en la sala es muy especial y al terminar me siento con una tremenda energía. Lleno de una especia de luz y con una enorme sensación de bienestar me voy a dormir. Antes, tomo nota de algunas de las frases que adornan las paredes del albergue:

La amistad que puede concluir, nunca fue verdadera

Si juzgas a la gente, no tienes tiempo para amarla

No camines delante de mi, no puedo seguirte
No camines detrás de mi, no puedo ser tu guía
Camina a mi lado y seré tu amigo.


                                                                - Continúa caminando en la etapa 11  -
                                                                           


22 noviembre 2017

Etapa 9: Nájera - Grañón

Sábado 3 de noviembre de 2007
27,3 km. Casi 9 horas (incluyendo comida y visita a Sto Domingo de la Calzada)


Saliendo de Nájera
Después de unos días con ciertas molestias y cansancio acumulado, me levanto este nuevo día con fuerzas renovadas. Parece que mi cuerpo ya se va acostumbrado al duro caminar diario y siento que ya he pasado el periodo de aclimatación a la vida peregrina.

Con este brío comienzo la última etapa por tierras riojanas. El camino se inicia hoy con una pequeña ascensión con la que abandonamos Nájera por la calle Costanilla. A media subida sobrepaso a un conocido peregrino, Míguel, que lleva un ritmo más pausado que el mío, con el que más adelante me volveré a encontrar.

Rollo Jurisdiccional
Tras la subida, comienza la primera parte de la etapa caracterizada por caminos de tierra a través viñedos con suaves ondulaciones que me conducen hacía el último pueblo de La Rioja. El día se ha levantado algo nublado y frío, aunque mejorará con la aparición del sol en torno al mediodía.

Después de caminar durante una hora y medía algo más de cinco kilómetros por la llanura riojana llego a Azofra, localidad que atraviesa el camino por su calle Mayor.

Tras una corta parada continúo mi camino. Nada más salir de Azofra me fijo en una pequeña columna de piedra rematada con un capitel que resulta ser un Rollo Jurisdiccional levantado en el siglo XVI.

Imágenes peregrinas
Los viñedos comienzan a transformarse en cultivos de cereales. En esta época del año la mayor parte de las tierras se encuentran preparándose para la labranza, por lo que predominan los colores marrones de la tierra arada.

¿Qué pinta esto aquí?
En menos de un par de horas paso junto a un campo de golf, que desentona bastante en este lugar en medio del campo, justo antes de cruzar la pequeña población de Cirueña. Desde aquí ya solo quedan algo más de cinco kilómetros para llegar a la denominada por algunos "Compostela riojana", Santo Domingo de la Calzada.

Esta localidad debe su nombre a un tal Domingo, habitante de estas tierras allá por el siglo XI, quien se convirtió en uno de los grandes benefactores y promotores del camino en su época. Se le llamó "de la Calzada" porque dedicó su vida a abrir veredas y facilitar el paso de los peregrinos por esta zona, así como a fundar hospitales e iglesias y fomentar la atención y auxilio al peregrino. Sobre su tumba se construiría la catedral que hoy luce en esta localidad, con cabecera románica y con dos bellas fachadas, una románica y otra renacentista, bóveda gótica sobre tres naves y coronada por un campanario barroco.

Entro en Santo Domingo poco antes de las dos. La mayor parte de las guías recomiendan que se este el final de la etapa. Yo tengo decidido continuar seis kilómetros más hasta Grañón, último pueblo riojano del camino, donde existe un pequeño y modesto albergue parroquial.

Torre de la Catedral de Sto. Domingo
Paso por la oficina de turismo para informarme de lo más interesante para ver y de algún lugar donde comer. Me dan un mapita y me ofrecen la oportunidad de guardarme la mochila mientras visito el pueblo, cosa que agradezco.

Sin peso sobre los hombros, me dirijo a la catedral. Admiro su fachada y pretendo pasar a su interior, pero veo que hay una celebración (una boda). Me llama la atención que en una parte dentro de la iglesia hay un pequeño corralito donde hay un gallo y una gallina vivos, que de hecho, durante la celebración cacarean un par de veces. (algo escuché de que eso daba buena suerte a los novios...)

Resulta que esto es así porque rememora el milagro más popular atribuido al santo de la Calzada:
Canecillo de la Catedral

En el siglo XIV, un matrimonio y su hijo peregrinaban desde Alemania hacia Santiago. Deciden hacer noche en una posada de Santo Domingo. Una joven que atiende la posada se enamora del hijo, pero no es correspondida por él. Ofendida por su rechazo, decide vengarse colocando una copa de plata en su zurrón acusándolo posteriormente de robo. 

El muchacho es juzgado y encontrado culpable, por lo que es condenado a la horca. A los padres solo les queda rezar a Santiago. Cuando se acercan al cuerpo de su hijo ahorcado para despedirse, este les habla y les dice que sigue vivo por la gracia del Santo.

La pareja alemana corre a comunicar la noticia al corregidor, que se encuentra en esos momentos dando cuenta de una suculenta cena a base de aves de corral. Se ríe de ellos y les dice "Vuestro hijo está tan vivo como este gallo y esta gallina que me estoy comiendo". Acto seguido, la gallina se levantó y se puso a cacarear, y así hizo bueno el refrán: "Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada".

Tras la visita rápida a la catedral (debido a la celebración solo pude asomarme un poco al final), doy una pequeña vuelta por el pueblo y me voy a comer un menú del peregrino.
Presenciando el día de fiesta
Una vez he repuesto fuerzas, voy a por la mochila a la oficina de turismo, donde también me ponen el sello en la credencial.

Abandono, pues, Santo Domingo, y me dispongo a recorrer los seis kilómetros que me separan de Grañon. Cae la tarde y el sol, que finalmente se ha impuesto en lo alto del cielo, comienza a descender frente a mi, marcándome el camino a seguir.

Cruz de los Valientes
Al rato de salir de Grañon me topo con la Cruz de los Valientes, hito que recuerda otra leyenda, esta sobre una disputa por un terreno entre Grañón y Santo Domingo.

Tres kilómetros más y ya vislumbro en lontananza la silueta de Grañón con el campanario de su iglesia despuntando entre el resto de pequeñas edificaciones.

Resulta ser esta una pequeña localidad con los servicios justos y necesarios para atender las necesidades básicas del peregrino. Me acerco a la iglesia, ya que tengo entendido que allí está el albergue, y resulta ser una especie de edificación anexo al tempo, estando las dependencias del mismo entre el campanario y la parte alta del templo. El emplazamiento es curioso, pero lo realmente significante es el espíritu de acogida cristiana que desprende.

Ero caminando hacia el infinito
Como decía, según entro, me encuentro con Izascun, la hospitalera voluntaria que al parecer acaba de aterrizar en el albergue. Me cuenta un poco su funcionamiento. El albergue tiene una cocina y una sala de uso comunitario. Ofrece cena y desayuno comunitario a los peregrinos, donde cada uno puede aportar lo que buenamente pueda. Me comenta que tienen el termo del baño estropeada, por lo que me calentará algo de agua en una olla para que me duche. Como ya hay otros peregrinos y ya tienen pensada la cena, me sugiere que lleve algo de beber (algo de vino). Durante mi conversación con ella siento algo diferente a lo que sientes en otros albergues. De alguna manera me hace sentir que en el albergue el que toma las decisiones sobre el qué hacer y cómo hacer es el peregrino, siguiendo unas mínimas normas de convivencia, respeto y fraternidad, de manera que te lleva a tomar la iniciativa. Y es realmente curioso que esta manera de gestionar el albergue funcione.

Se duerme en un espacio un poco más alto que el comedor, en una tarima de madera donde extienden una serie de colchonetas. Llama la atención un cofre abierto que hay en la entrada con la leyenda "deja lo que puedas o toma lo que necesites", donde, según la filosofía del albergue, cada peregrino puede dejar la voluntad o bien tomar lo que necesite, de manera que los hospitaleros y otros peregrinos puedan aprovechar aquello que a unos les sobra y a otros tanto les falta. La gestión y la atmósfera que desprende este lugar es diferente a tantos otros albergues que ya he visitado. El ambiente es peculiar, pero termina por ser entrañable. Enseguida me doy cuenta de que estaré acompañado por mis ya viejos conocidos Luca, Ingrid, Pablo y Ero, además de una pareja de koreanos.
Llegando a Grañon
José Luis. López Vázquez
Me aseo con el agua calentada por la hospitalera y me voy a comprar el vino y alguna vitualla más para el desayuno. Doy una pequeña por el curioso pueblo donde me llama la atención la existencia de una cabina al más puro estilo tradicional de las que ya no quedan en la ciudad.

Llega la noche y Luca, que ha ido a coger leña, enciende la chimenea. Entre todos preparamos la comida, con un poco de ensalada y pasta, regada por vino y refrescos. Cuando estamos charlando animadamente sobre el camino y nuestras motivaciones, aparecen una pareja de estonios que vienen en moto haciendo el camino. Traen algo más de vino y se unen a la conversación.

Después de la cena realizamos una pequeña oración por los peregrinos en un ambiente muy recogido y muy íntimo. Es uno de esos momentos excepcionales que no pueden ser descritos por palabras, pero que te llegan a lo más hondo de tu alma.

Luca atizando el fuego
Continuamos charlando y riendo un rato. En el salón hay un piano y algunos de mis compañeros se arrancan con alguna melodía. Finalmente, pasadas las diez llega el momento de acostarnos. Cuando me estoy introduciendo en el saco veo que el muchacho estonio se va acercando uno a uno a todos los peregrinos para entregarles algo. Finalmente se acerca a mi y me da un paquetito que resultan ser un par de tapones para dormir. Yo no los uso, ya que no me resultan cómodos y suelo dormir sin problema con algo de ruido, pero me parece un detallazo tener esa deferencia hacia los demás si sabes que roncas.

Cena comunitaria en el albergue de Grañón
Con la sensación de estar viviendo en un sueño, de haber sido transportado a otro mundo al traspasar el umbral de este albergue me sumerjo en un sueño reparador aunque, por qué no decirlo, algo incómodo (estoy durmiendo sobre el suelo en una fina colchoneta de esas que se usan en clase de gimnasia en los colegios). Pero no me siento nada incómodo... Más bien al contrario.


                                                                                        - Continúa caminando en la etapa 10 -