27 octubre 2008

El Camino Aragonés

El pasado sábado 25 de octubre de 2008 mis pies me conducían hacia el destino final de mi viaje a través del camino aragonés, el lugar en el que confluyen las dos vías más importantes del camino de Santiago que traían los peregrinos de Europa ya en la Edad Media. Las fuentes dicen que la pequeña localidad de Óbanos era ese punto de unión, el cruce de caminos. La fama se la ha llevado Puentelarreina, pueblo más concurrido y con más servicios que el anterior. Sin embargo, en mi camino, el lugar en el que los dos recorridos se hacen uno, el punto en el que ya piso veredas holladas en otro momento por mis pies es una bella ermita románica enclavada en un paraje solitario en medio del campo:

SANTA MARIA DE EUNATE
fin de mi camino aragonés

El camino de Santiago tiene algo de mágico y de sobrenatural. En él las coincidencias dejan de serlo para convertirse en avisos, señales y enseñanzas que podemos o no captar. Curiosamente cuando mi andadura por el camino aragonés tocaba a su fin, el reloj marcaba la misma hora del mismo día en el que un año antes el tren que me llevaba a Saint Jean Pied de Port hacía su entrada en dicha localidad, dando inicio mi primer viaje iniciático por el camino de las estrellas.


"Ningún Camino será como el primero" dijo el sabio. Efectivamente. Pero nunca habría imaginado que el destino pusiera en este mi "segundo camino" tantas sorpresas y regalos. Aún no doy credito a todo aquello que me ha acontecido durante estos poco más de 9 días. Es increible como las fases y las pautas de mi primer camino se han vuelto a repetir, y como el final ha vuelto a ser del todo inesperado, y gracias a Dios, para bien.

No puedo por menos que dar las gracias a tod@s aquell@s que se han cruzado en mi peregrinar por las tierras aragonesas y navarras. Desde los pequeños encuentros casi anónimos con personajes singulares hasta la estrecha relación surgida en el grupo de "Los Cinco".

Sois precisamente vosotros, Noé, Patri, Bea y Ana, los que habéis conseguido que mis experiencias en este pequeño periplo no tengan nada que envidiar a las acaecidas hace ahora un año. Os llevo para siempre muy dentro de mi alma.

Así pues, es cierto que ningún camino como el primero.
Ni mejor ni peor.
Diferente, aunque con sutiles coincidencias.
Duro, pero reconfortante.

Un misterio por descubrir.
Y siempre gratificante

El Camino ya forma parte de mi vida.

Mi vida es el Camino, el Camino es mi vida.



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