21 diciembre 2007

El camino Schmid

Para no perder los bríos y las costumbres tomadas durante el camino de Santiago y para terminar el año con una bonita marcha el pasado jueves 13 de diciembre volví a calzarme mis botas, tome un tren, y me dirigí al puerto de Navacerrada. Desde allí recorrí tranquilamente el Camino Schmid, una senda que desciende desde el citado puerto hasta el valle de la Fuenfría, pasando por los pinares de Valsaín, el collado Ventoso y la Calzada Romana.



Es una paseo muy bonito y gratificante, durante el cual se camina primero por la cara norte de la sierra de Guadarrama. El día era soleado y frío, y aunque la nieve aún no había hecho acto de presencia por las escasas precipitaciones, si había algo de escarcha y los múltiples regueros de agua que descienden desde las cumbres estaban helados.



Al ser jueves, día lectivo, el lugar estaba practicamente desierto. El camino es muy sencillo de seguir, ya que está señalado por círculos amarillos en múltiples troncos de los árboles. Al llegar al collado ventoso, oh, sorpresa! No hacía viento, aunque sí algo de frío.



Tras un pequeño descanso después de las primeras escasas dos horas de marcha que me había costado llegar hasta allí, tome el camino descendente internándome en el valle de la Fuenfría. Al llegar a la fuente de A. Ruiz de Velasco tomé la "carretera de la República" hacia el puerto de la Fuenfría. De esta manera pude contemplar las magníficas vistas del valle que nos concede el Mirador de la Reina, y una vez en el puerto, pude ver la placa en memoria de José Antonio Cimadevila Covelo, fundador de la Asociación de los Caminos de Santiago de Madrid y gran revitalizador del trazado Jacobeo desde la capital.



El Camino de Santiago de Madrid cruza la sierra por ese punto, y desde ahí se dirige a Segovia, para varios kilómetros más tarde unirse al Camino Francés en Sahagún.
Era una bonita sensación volver a ver las flechas amarillas y los mojones que marcan el camino a seguir hacia la ciudad del Apostol.



A partir de este punto y siguiendo la Calzada Romana, descendí hasta el punto de información del Valle de la Fuenfría, donde tome la senda Puricelli, que conduce desde el Hospital de la Fuenfría hasta la estación de tren de Cercedilla por bosques y pinares, evitando la incomoda carretera. Fue una manera distinta de acabar la última caminata del año. Después vino la incomoda y fría espera del tren, que llegó con retraso, lo que casi me provoca una congelación. Cayó la noche y con ella terminó mi último paseo por la sierra del año 2007. El año que viene más.

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