24 febrero 2007

Un pequeño juego sin consecuencias

Una joven pareja de enamorados viven su relación con cierto aburrimiento y rutina. Ella parece cansarse y él parece no darse cuenta. En una fiesta en la que se reunen con viejos amigos y familiares ella empieza a contar a los invitados que han roto, como si de una pequeña broma se tratase. En ese momento empiezan a descubrir como les ven de verdad los que les rodean, y puede que la broma sea finalmente el principio del fin de su relación.
Este es el argumento de la obra que se exhibe ahora mismo en el Teatro Real Cinema. Es una adaptación de una obra que ha recibido varios premios en Francia y que ahora, con un guión adecuado a nuestro país, se puede disfrutar en Madrid.
Está protagonizada por los televisivos Mariano Alameda (¿recuerdas a "Iñiguín" de Al Salir de Clase?) y Alexandra Jiménez ("Afri" en Los Serrano). Junto a ellos, otros tres jóvenes actores conforman el reparto: Natalia Barceló, Eduardo Antuña y Luis Rallo.
Después de verla hace ya dos semanas puedo decir que la obra te hace pasar un rato divertido y que puedes identificar perfectamente muchas de las situaciones con hechos y acontecidos de la vida diaria. Llama la atención el personaje de Mariano Alameda, que te lleva a soltar más de una carcajada con su actitud apática y su aparentemente percepción comodona de la vida. También es destacable la capacidad que tiene la protagonista de gritar y gritar de esa manera tan desgarradora y no quedarse afónica. ¡Vaya cuerdas vocales! Y uno de los personajes más graciosos es el interpretado por Eduardo Antuña: un primo algo torpe y desgraciado que trata de aprovecharse de sus amigos para escapar de la situación de penuria a la que le ha llevado su incapacidad con los negocios.
En definitiva, un embrollo en el que todos tienen algo que decir y algo que ocultar.
Entretenida.

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