20 enero 2006

VIAJAR

Viajar.
Creo que hay pocas cosas en esta vida que consigan despertar en mi las mariposas de la ilusión como un viaje. Ese no poder dormir la noche antes de partir, pensando en esto que se me ha olvidado echar en la mochila, en como amanecerá el nuevo día, en lo que voy a encontrar en el destino... y ese despertar carente absolutamente de cansancio, de modorra. Ese brinco desde la cama con una energía que ya quisieramos un día laborable cualquiera...

Pues sí, los viajes en mi vida han significado (y significan) algo muy importante: un cambio, un nuevo rumbo, una renovación, una resurrección...

No se si seré capaz de hacerlo, pero me gustaría mostrar de alguna manera en estas lineas el viaje que es la vida. Mejor aún, el viaje que es mi vida. Un viaje en el que es más importante el trayecto que el destino, más enriquecedor el camino que la meta; un viaje salpicado de pequeñas y medianas experiencias en mis odiseas particulares, que me conduce inexorablemente hacia un futuro, ¿por qué no?, mejor.

Con estas pobres palabras intento realizar una declaración de intenciones, una introducción a la historia de "mis viajes" en dos sentidos: los realizados a ciudades, pueblos y paises unos; los experimentados por este alma inquieta que busca la felicidad en cualquier rincón del mundo otros.

Cualquier referencia, experiencia, comentario será bienvenido.

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