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Vistas desde la cama |
Durante la tranquila noche junto al embalse de Riaño la luna
llena se va adueñando del cielo. A las 3 el poderoso influjo de la luna me
despierta y me invita a disfrutar del increíble panorama que supone verla
reflejarse junto al cielo lleno de estrellas en las aguas del embalse. Las
montañas recortadas al fondo sirven de marco para este bucólico cuadro. Después
de un rato de deleite y tras este enorme disfrute de los sentidos, vuelvo a caer en los
brazos de Morfeo…
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El embalse con luces nocturnas |
Amanece un nuevo día en esta ruta Ruta Vadiniense. Hoy va a
ser un día largo. La etapa que debo afrontar discurre a través de los
37 kilómetros que
separan Riaño de Cistierna, centro de operaciones de
la Asociación de Amigos de
este camino Vadiniense que tanto ha hecho por su difusión, donde además
mantienen un albergue de peregrinos.
Son las 7:15 cuanto abro los ojos y continúo gozando de las
vistas que me ofrece el embalse, ahora en modo amanecer. Después de veinte
minutos de contemplación, me decido a salir del saco y asearme.
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Nuevo día en Riaño |
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Peregrino en Riaño |
En torno a las 8 me acerco a la casa de los propietarios del
Albergue a desayunar. Me recibe su gran perro con alegría matutina. Tomo mi primera comida del día compuesta por
café con leche y tostadas con mantequilla y mermelada de melocotón.
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Iglesia de Riaño |
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Cruzando el puente |
Procedo al pago por la pernocta y el desayuno. Son 15 €, un
precio más que adecuado teniendo en cuenta el marco incomparable en el que he
pasado la noche. Son casi las 9 de la mañana cuando me despido de Natacha, la
dueña del lugar y me dispongo a bordear la parte izquierda del embalse para
posteriormente abandonar Riaño atravesando un largo puente de más de un
kilómetro sobre las aguas.
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El cordón no aguantó más |
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Ermita de la Virgen de Quintanilla |
En esta primera parte del camino debo seguir la carretera
hasta llegar al pueblo de Carande, a unos 4 kilómetros de Riaño.
El día ha amanecido despejado, aunque algunas nubes coquetean con las montañas
que bordean las aguas.
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Nubes coqueteando con las cumbres |
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Llegando al tunes de la Remolina |
Yendo por la carretera paso por un túnel. Unos minutos
después, comienzo a notar la bota derecha algo floja. Pienso que se me ha
desatado el cordón, pero no. Se me ha roto, por lo que debo hacerle un apaño de
urgencia en forma de nudo y ale, ¡tira millas!
Desde Carande hasta Horcadas vuelvo a caminar por un camino
de tierra con vistas chulas.
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Presa de La Remolina |
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Túnel de La Remolina |
Veo algunas señales del Camino aquí y allá, así
como flechas amarillas en algunos lugares confusos. Bajo hasta el conjunto de casas que conforman Horcadas y por
una carretera local subo de nuevo hasta la nacional. Camino por ella unos tres
kilómetros más para llegar a un nuevo túnel y una nueva presa.
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Señales |
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Cerca de Las Salas |
Antes de salir del túnel de Remolina y sin llegar a pisar la
presa, un desvío bien señalizado a mano izquierda me saca por otro túnel solo
para peatones y me lleva a una pista en descenso pronunciado que me conduce a
los pies de la presa por la parte izquierda. Antes de descender, me acerco a
hacer unas fotos desde lo alto de la presa.
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Comienza la calzada romana |
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Atravesando bosques |
Una vez abajo, unas flechas amarillas indican el camino a
seguir junto al río. Decido hacer mi primera parada del día, que he demorado
más de la cuenta, ya que llevo más de tres horas caminando sin descanso. Doy
buena cuenta de una coca cola y unos donetes.
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Crémenes |
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Restos de calzada romana |
Es ya mediodía y debo continuar con la etapa. Enseguida
llego a las inmediaciones de Las Salas, donde comienza una calzada romana que
me conducirá hasta Valdoré. Es un tramo de algo más de
10 kilómetros que
aprovecha los vestigios de esta antigua vía de comunicación y me lleva a ratos
por unos parajes preciosos junto al Río Esla, y en algunos tramos sigue
pequeñas y olvidadas carreteras con escasísimo tráfico.
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Llegando a Crémenes |
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Más restos de la calzada |
Durante más de dos horas camino tranquilamente por este
bello tramo del Camino Vadiniense hasta que llego a una parte más bonita aún,
en la que el camino asciende ligeramente para superar un pequeño desfiladero.
Desde la altura se puede observar abajo la carretera y el río.
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Vistas antes de llegar a Valdoré |
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Paso entre piedras |
Desciendo suavemente hasta llegar al punto en que la
carretera entra en Valdoré. Unos metros antes paro a recuperar energías en el
Bar-Restaurante Ventasierra. Son las tres de la tarde, un buen momento para dar
cuenta de un bocadillo de cecina y una coca cola.
Siguiendo las flechas amarillas salgo de la carretera en un
punto de Valdoré (flecha en un bordillo) después de pasar un puente.
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Seguimos junto al río Esla |
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Puente colgante entre Alejico y Aleje |
Cojo un camino de grava que en una
media hora me lleva hasta Verdiago. Vuelvo a cruzar el río por un puente y
continúo caminando por un camino de arena que en unos diez minutos se convierte
en un senderillo entre el monte y el río Esla por el que camino adentrándome en
un bosque de robles.
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Otro puente que no debemos cruzar |
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Caminando hacia Sabero |
Paso por algún pequeño merendero y llego hasta un puente
colgante como los de las películas de Indiana Jones. El camino no lo atraviesa,
pero yo me animo a cruzarlo por aquello de la aventura y para hacerme unas
fotos. Voy y vengo por el puente y continúo por el margen derecho del Río
Esla hasta llegar en un par de minutos a Alejico.
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Merenderos junto al Esla |
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Lavadero de carbón de Vegamediana |
Continúo por una carretera junto río. Decido hacer una
última parada en torno a las 17:30 aprovechando uno de los múltiples bancos que
jalonan el camino.
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Un quad rompe la tranquilidad |
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Restos de la explotación de carbón |
Tras tomar aliento, vuelvo a caminar hasta llegar a un punto
donde puedo observar lo que queda de unas minas abandonadas. El camino
atraviesa el lugar por el medio. Paso junto a edificios medio derruidos, con
restos de cristaleras enormes destrozadas, montañas de carbón, restos de las
antiguas vías que comunicaban unos lugares de explotación con otros,
escombreras, lavaderos de carbón...
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Restos de las vías de las minas |
Cuando estoy atravesando este lugar me cruzo con un muchacho
en un quad que hace mucho ruido y levanta mucho polvo.
Después de cruzar por estás antiguas explotaciones de carbón
ya solo me queda continuar caminando por una zona ancha con el suelo de tierra
oscura hasta llegar hasta un canal. Continúo caminando a su vera hasta llegar a
una zona donde unos carteles alertan de peligro por desprendimientos, para
llegar enseguida hasta la nueva carretera de circunvalación de Cistierna, que
queda a mi izquierda.
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Ya queda poco para Cistierna |
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El suelo oscuro por el carbón |
Ya solo queda subir por la carretera hasta alcanzar el
puente sobre el Río Esla que me permite entrar en la población. Para llegar
hasta el albergue debo caminar hasta el centro del pueblo. Después de alguna
que otra vuelta llego hasta la puerta, pero está cerrado. Llamo al primer
teléfono que figura en la puerta y no me lo cogen. Con el segundo tengo más
suerte. El hospitalero viene en un rato y me abre.
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Uy, que peligro!! |
Son ya las 18:30. El día ha sido muy largo. Charlando con el hospitalero me da la mala noticia de que no tienen agua caliente ya que
tienen la caldera rota. A cambio me dice que mientras dure está contingencia no cobran los 5 eurillos que tienen establecidos.
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Pues si que hay desprendimientos... |
Me parece honesto por su parte. Supongo que algo dejaré de donativo de todas formas, ya que su amabilidad y la labor realizada por su asociación me parecen muy valiosas y dignas de admirar.
Me encuentro con que hay dos peregrinos que también están haciendo el Camino. Hoy han hecho una
etapa más corta desde Crémenes (a mitad de camino desde Riaño).
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Ya queda menos... |
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Saliendo a la circunvalación |
Me doy una ducha "fresquita". Por suerte, con el calor que he pasado durante toda la jornada no me supone mucho esfuerzo ponerme bajo el agua fría y me supone un buen estimulante y relajante después de una etapa de tantos kilómetros como la de hoy.
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Al fin... Cistierna!!! |
Una vez duchado, doy una vuelta por el pueblo. Bajo a comprar a un supermercado. Como tienen microhondas, decido comprarme una pizza barbacoa para cenar y una copa de chocolate de postre.
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A pesar de los carteles, me pierdo... |
Vuelvo al albergue, donde tomo unas patatas de aperitivo mientras escucho la goleada que le endosa el Madrid al Galatasaray en partido de champions league (1-6). El albergue tiene un salón, donde se encuentra el microondas y una neverita, con unos sillones muy cómodos. Es el lugar donde se ve que hacen las reuniones de la asociación.
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Chispas 100!!! |
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Llegué! |
Ceno la pizza y charlo un rato con uno de los peregrinos que también pernoctan en el albergue. Es de Orihuela. Comentamos nuestras experiencias por los varios caminos que ya hemos realizado. En un rato se va a la cama.
Yo vuelvo al salón, me tomo un vasito de leche y me voy a dormir, que ya toca.
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