Bajo al baño y me dirijo al bar a desayunar un café con leche y unas tostadas con mantequilla y mermelada.
A las 9:30 ya estoy preparando la mochila y poniéndome las lentillas con las que me será más cómodo caminar entre la niebla. Me preparo con ropa en “modo lluvia”, pero no “lluvia extrema”: dejo la capa de agua y el pantalón chubasquero en la mochila pero eso sí, a mano, que nunca se sabe...
|
Parece Scooby-Doo!!! |
A las 9:45, bajo una finísima lluvia, abandono el camping. En la puerta me encuentro una furgoneta verde “Volkswagen Kombi” conducida por un simpático personaje…(ver foto).
Con una leve y fina lluvia (ni siquiera podría denominarse calabobos ni orbayu ni chirimiri) y bancos de niebla que van y vienen comienzo la etapa de hoy caminando por
la Senda de
la Remoña que está señalizada como el sendero PR-S15. Enseguida me encuentro con varias flechas amarillas que me afirman que voy por el buen camino. También encontraré varias señales en estacas de madera con el símbolo del camino y la leyenda “Ruta Vadiniense”.
|
Peregrino en la niebla |
|
Panorama fantasmagórico |
En la primera hora me encuentro un par de cruces bien señalizados. En uno de ellos el camino enlaza con el que debe venir directamente desde Pido. En este tramo voy continuamente en subida. Siento pena al no poder contemplar el gran paisaje que supongo se esconde tras las nubes. A ratos estas abren un poquito y puedo atisbar algo de la naturaleza que me rodea.
|
Llegando a los invernales de Berrugas |
|
La señalización es más que suficiente |
|
La niebla vuelve a rodearme |
Sigo subiendo por el camino, que es una pista ancha por la que se camina sin problemas. En cada desvío compruebo que se ha señalizado recientemente con flechas amarillas que impiden a uno perderse. Paso por los invernales de Berrugas y pasada una hora desde el camping ya he cogido altura y voy por la ladera escarpada de lo que supongo que debe ser Peña Remoña.
El itinerario marcado con relucientes flechas amarillas me lleva por la senda de
la Remoña. En un primer desvío voy hacia la derecha en subida y posteriormente no tengo en cuenta un nuevo desvío señalizado que me llevaría al Collado de Valdeón. Continúo de frente. Las flechas amarillas (a septiembre de 2013) y las estacas señalizadoras le impiden a uno perderse.
|
Ojo, no coger el desvío a la derecha |
|
Bosque de hayas y hadas |
Después de un pequeño descenso me vuelvo a adentrar en un bosque de hayas que junto a los retazos de niebla y al sol que intenta hacerse paso confieren al paisaje de una magia especial. Salgo otra vez a campo abierto y tras un breve y ligero descenso llego hasta donde un cartel me avisa de que estoy adentrándome en el Concejo de Valdeón, tierra castellanoleonesa.
|
El camino hacia Valcavao |
|
La niebla no termina de remontar |
Un giro a la izquierda en el camino y luego un nuevo giro a la derecha me conducen al ascenso de
la Horcada de Valcavao. El camino discurre en todo momento por una pista transitable incluso para vehículos todoterreno. De hecho, me cruzo con uno que desciende en dirección contraria a la mía. Según voy ganando altura, voy dejando la niebla atrás. Cuando vuelvo la vista hacia el camino recorrido, me encuentro una bellísima estampa montañosa, con Peña Remoña intentando sobresalir y escapar de la niebla.
Media hora después de llegar reemprendo la marcha. Flechas amarillas y unos paneles indicadores señalan la dirección en descenso hacia el Puerto de Pandetrave.
|
Peña Remoña , niebla y mochila |
|
El peregrino sintiendo la naturaleza en su interior |
|
Peña Remoña saliendo de la niebla |
|
Peregrino antes de afrontar el descenso |
|
Menuda maravilla |
Disfruto con el suave descenso por una pista fácilmente transitable (me cruzo con un par de grupos de ciclistas). En unos quince minutos paso por
la Horcada Cadiega, punto por el que según las guías que manejo también se podía superar la cadena montañosa que separa Cantabria de León.
|
El fondo del valle |
|
Un paisaje extraordinario |
De hecho el camino está descrito para pasar por este punto, pero al parecer restricciones medioambientales relacionadas con la conservación del oso y del urogallo han aconsejado desviarlo por
la Horcada Valcavao y las flechas amarillas ahora te conducen por allí. (Para tomar esta otra opción habría que obviar las flechas amarillas que en un primer desvío una vez pasados los invernales de Berrugas te hacen tomar un camino a la derecha. Habría que seguir hacia la izquierda para llegar hasta el Collado de Somo y desde allí descender hasta unas praderas con escobas y luego ascender hasta un arroyo desde el que ya habría que dirigirse en un nuevo ascenso a
la Horcada Cadiega).
|
Las nubes pincelan el paisaje |
|
Cabañas típicas de la zona |
De una forma u otra, desde este punto continuamos con el descenso hasta el puerto de Pandetrave. En unos 50 minutos desde la Horcada Valcavao desciendo hasta llegar a la carretera que une Portilla de la Reina con Valdeón. En el puerto hay unos carteles con rutas y un bonito mirador. También hay una señal con un peregrino y una flecha amarilla indicando la dirección. Será la última flecha que observe antes de llegar a Portilla. Por suerte el itinerario no presenta dudas: seguir la carretera.
|
Llegando al Puerto de Pandetrave |
|
Mirador de Pandetrave |
Es la una y media. Aún me quedan
10 kilómetros de descenso por carretera hasta Portilla. Este tramo se hace un poco pesado por la acumulación de kilómetros sobre asfalto. Por suerte, el paisaje es muy chulo. Acompaño al arroyo Mostajal en su descenso desde las cumbres, caminando yo por la mencionada carretera de montaña y cruzándolo en repetidas ocasiones. En algunos puntos veo puentes de madera que lo cruzan enlazando senderos que no se donde irán. No me aventuro a abandonar la carretera y seguir alguno de ellos porque no tienen pinta de seguir la misma dirección que yo, aunque quizás alguno de ellos me evitaba algún kilómetro de asfalto.
|
Comienza la cuenta atrás |
|
Última flecha antes de Portilla |
En un momento dado, cuando me quedan
6 kilómetros y tras un pequeño descanso, me cruzo con un rebaño de ovejas que pululan tranquilamente a orillas del arroyo.
El camino desde el Puerto de Pandetrave hasta Portilla de la Reina es una cuenta atrás del 10 al 1 gracias a los indicadores kilométricos de la carretera LE-2703.
|
El descenso siempre por carretera |
|
Llegando al arroyo Mostajal |
Pasadas las 15:30, cuando el indicador kilométrico marca 1, llego hasta el desfiladero que precede a Portilla de
la Reina. Es este un pequeño pueblo, puerta de acceso a los puertos de Pandetrave y San Glorio. Aquí se une pues nuestro camino con el paso actual por carretera a través del Puerto de San Glorio desde Potes hacía León. El pueblo es un conjunto de casitas encajonadas en el desfiladero que forman un postal entrañable, como bien comprobaré unas horas después desde el mirador de Portilla.
|
Un rebaño de ovejas |
|
Más cabañas en medio del prado |
La configuración del pueblo es alargada, siguiendo más o menos la carretera y el río.
Desciendo por la calle principal y no encuentro ningún sitio abierto. Lo primero que quiero hacer es ir al albergue.
Así pues, en torno a las cuatro de la tarde me acomodo en el albergue de Portilla. El muchacho que lo lleva me comenta que está solo él porque a su pareja la operan de la rodilla al día siguiente y que por eso no pensaban tener abierto. “Menos mal que llamé ayer” pienso.
|
Vistas desde el mirador de Portilla |
|
Precios del Albergue de Portilla |
Como voy solo, debo coger una habitación solo para mí, lo que encarece bastante el precio de este confortable alojamiento, ya que por la habitación, la cena y el desayuno cuestan 39€. (29€ dormir; 32€ alojamiento y desayuno). Decir que el lugar está muy bien y el trato recibido fue muy correcto y agradable, pero el precio para un peregrino que viene solo me parece demasiado. Al coger “media pensión” se hace más aceptable. Realmente es un albergue turístico que acoge peregrinos, y no un albergue para peregrinos. Además, la única alternativa sería continuar caminando y como que no hay ganas.
|
Vistas desde el mirador de Portilla 2 |
Adopto actitud peregrina y agradezco el hecho de que al menos haya alojamiento en el pueblo y esté tan bien atendido como este coqueto albergue turístico.
La habitación es muy confortable, con una gran cama cubierta con un mullido edredón solo para mí (hoy no usaré el saco) y con su baño incluido.Me doy una gran ducha, lavo un par de camisetas y unos calcetines y, después de descansar un rato tumbado en la cama, me dispongo a dar un paseo.
|
Mirador de Portilla |
Cerca del albergue surge el camino que sube hasta el Mirador de Portilla, una zona recreativa desde donde se obtienen unas hermosas vistas del pueblo y su entorno, enmarcado todo en el desfiladero.
Como nota curiosa, no tengo cobertura móvil para el teléfono, pero el pueblo dispone de wifi gratuito con el que me puedo comunicar con los míos. Realizo unas fotos y cuando comienzan a escasear los rayos de sol por las montañas que arrinconan el lugar, me voy para la habitación y dedico un buen rato en escribir este diario de viaje.
|
Albergue de Portilla |
Bajo al salón del albergue y me tomo una Mixta antes de cenar. Continúo escribiendo hasta que llego al día de hoy. El muchacho del albergue me sirve la cena, que consiste en un revuelto de ajetes y unas chuletas de sajonia con patatas fritas regadas con vino con casera. De postre, un flan de queso muy rico.
Una vez saciado mi apetito y después de un rato de charla, me voy a dormir. Al día siguiente me levantaré solo en el albergue. El dueño se tiene que ir pronto a la operación de su pareja y me dejará el desayuno preparado y la llave para que cierre el albergue.
A las 23:00 me voy a dormir.
|
Maravillosa etapa del Camino Vadiniense |