26 febrero 2015

Dentro de la mochila

Datos prácticos 

Mi equipaje


Todos mis "equipajes". Comenzamos en 2007, camino francés.

Hoy voy a tratar de enumerar todo aquello que llevo conmingo cuando me enfrento a la aventura del Camino de Santiago. No es más que una lista con prendas y materiales diversos. Para algunos serán demasiadas cosas; para otros faltarán algunas importantes. No trato de recomendar ni aleccionar a nadie con qué llevar y qué no llevar. Simplemente enumero lo que llevo, que es lo que yo creo que debo llevar.


En este ocasión quizá llevo alguna muda de más y algo más de abrigo por las fechas de la peregrinación (enero). Los "especialistas" recomiendan no acarrear más del 10% de tu peso. En mi caso, con 183 centímetros de altura y unos 83 kilogramos de peso, supondría llevar una mochila que pesase en torno a 8 kilos. Nunca me ha obsesionado mucho este tema, pero ahí lo dejo como dato.

Camino aragonés (2008)
Mi equipaje como peregrino trata de adaptarse a las necesidades básicas que uno tiene en el camino y al clima propio del momento de la peregrinación. En todas mis aventuras he llevado mi mochila Quechua "diosaz" de 40 litros del decatlón (salvo en los dos primeros caminos que llevaba una más grande de 60 litros) que ya debe tener casí quince añitos, y tambíén una riñonera Gabol en la que llevo las cosas que hay que tener más a mano.
 
Camino portugués (2009)
Dentro de la mochila, la ropa va siempre dentro de una bolsa de plástico y la comida también. Igual habrá a quien le parezca demasiada ropa, pero en estas fechas (finales de enero) la colada se seca un poco regular y si no es imprescindible no suelo utilizar las secadoras de los albergues. Mis prendas en general son bastantes corrientes y ya han sufrido bastantes años conmigo. La mayor parte han sido adquiridas en el decatlon. Otras, más técnicas y de marcas más reputadas, han sido regalos que me han ido (o me he ido) haciendo en los últimos años y que siempre ayudan a soportar mejor los rigores propios del camino.

Por lo que respecta a la comida, tengo por costumbre salir de Madrid llevando una bolsa de cocktail de frutos secos (Día) y un paquete de galletas príncipe, así como varias chocolatinas. Hasta este año mi debilidad eran los kitkat. En esta ocasión me he pasado a las barritas de "Muesly-energía" (Hero) de chocolate con leche. Luego hay días que llevo algo de fruta (mandarinas o plátanos), fuet y, para hacerme en los albergues, una sopa de sobre o unos tallarines carbonara de sobre. Este año también llevaré minibriks de zumo y algún día un acuarius.

Camino Primitivo (2010)
En total, incluyendo algo de agua y de comida la mochila pesará algo más de 10 Kg. (evidentemente, de todo lo enumerado, varias cosas no van en la mochila, sino que las llevo puestas).

Después de estas consideraciones generales, voy con la gran lista:

Mochila de 40 litros (decatlón) donde llevo
4 camisetas: 3 térmicas de manga larga (una la usaré como pijama y ropa de reposo) y una técnica de manga corta (todas del decatlon)
2 pantalones largos para caminar: el principal (izás) y uno de reserva (decatlon) que al final casi nunca utilizo
1 pantalón del chandal (decatlon) como ropa de reposo
1 mallas (asics) que mientras camine siempre llevaré debajo del pantalón
4 calzoncillos
Camino sanabrés (2011)
4 pares de calcetines para andar. 3 antiampollas y 1 especial para caminar con nieve y frío (todos del decatlon)
1 par de calcetines básicos para usar en reposo
1 forro polar calentito y algo transpirable (runfit)
1 chaqueta con forro y cortaviento para caminar (columbia)
1 softshell para usar en reposo (north face)
2 pares de guantes. Unos finos y ligeros (decatlon) y otros de nieve
1 gorro (decatlon)
1 sombrero  (que no sacaré de la mochila) (decatlon)
1 braga para el cuello (que no sacaré de la mochila) (decatlon)
Camino inglés (2012)
1 capa de agua (que no sacaré de la mochila) (decatlon)
1 pantalón de plástico para el agua (decatlon)
1 cubre mochilas (decatlon)
1 par de botas (merrel) de media caña con gore-tex y suela vibram para caminar
1 par de zapatillas de deporte (reebok) para usar en reposo
1 par de chanclas para la ducha
saco de dormir (+5°) siempre al fondo de la mochila (decatlon)
cantimplora de un litro (de las de toda la vida)
frontal (linterna)
funda de las gafas
varios paquetes de pañuelos de papel
Camino del Salvador (mayo 2013)
varias bolsas de plástico vacias
en una carpeta de plástico llevo la guía en papel con las etapas, billetes, reservas, datos prácticos...
cargador del móvil y de las baterias de la cámara de fotos
en los bolsillos del cinturón de la mochila llevo un par de navajitas multiusos
(a esto hay que añadir algo de comida para el día: fruta, frutos secos, zumos, galletas, fuet...)

Bolsa de aseo que incluye
jabón de lagarto para lavar y lavarme
algún sobre y botecito de gel y champú
tijeras
cepillo y pasta de dientes
desodorante
mechero e imperdibles
Camino Lebaniego-Vadiniense (septiembre 2013)
pequeño bote con aceite Johnson (para las escoceduras)
Compeed
7 pares de lentillas desechables de uso diario 
algo de ibuprofeno, paracetamol, omeoprazol, almax...

Riñonera (Gabol) en la que llevo
cartera con documentación y dinero (el dinero suelo repartirlo también por algún bolsillo por si acaso..)
credencial
teléfono móvil
algún par de lentillas
pequeña libreta para tomar apuntes, lapiz y bolígrafo
alguna chocolatina y a veces un minibrick de zumo
cascos para escuchar música o la radio
en el cinturón del pantalón llevo un podómetro

Camino del norte (2014)
Y para terminar, siempre conmigo la cámara de fotos (Panasonic Lumix Tz-35) y un bastón que extiendo y acomodo el primer día a mi caminar y no pliego y cuelgo de la mochila hasta el día de regreso a casa.
Creo que no me he dejado nada. Con todo esto, pero sobre todo, con una buena dosis de ilusión, uno puede sobrevivir en el camino desde una semana hasta varios meses. Todo es ponerse.


Y ya, sin más dilación, vamos al tema.

Comienza El Camino 10 (del amanecer al ocaso).

Mochila, riñonera y bastón en el Camino Francés 2015, descansando en un mojón.


21 febrero 2015

PREPARATIVOS CAMINO FRANCÉS 2015

PREVIA Y PREPARATIVOS

Dejando atrás Pobeña
 A mediados de septiembre de 2014 volvía desde Santander después de recorrer la primera fase de mi noveno camino de Santiago que había comenzado un par de semanas antes en la localidad guipuzcoana de Irún.
El Camino del Norte es diferente a todos los demás y si encima el tiempo acompaña se convierte en una experiencia maravillosa a la par que relajante, ya que aúna en si mismo las bondades ya clásicas del camino junto al disfrute de la playa y la siempre bella y escarpada costa cantábrica.

Después de Güemes, el mar!
Después de este experiencia a caballo entre lo peregrino y lo “vacacional” me entraron ganas de retomar una antigua idea. Desde que terminara mi primera andadura por el camino de Santiago hace más de siete años tenía el anhelo de enfrentarme a la aventura de la peregrinación en invierno, disfrutando (o más bien padeciendo) las condiciones metereológicas de dicha estación y a ser posible en etapas con un perfil más o menos montañoso.


Estudiando el calendario y comprobando que aún me quedaban bastantes días libres en el trabajo, comencé a pensar en la posibilidad real de volver a recorrer en esos duros meses invernales parte del Camino Francés, el más genuino, aquel en el que empezó todo.

Piedras en el Camino 2007
Esta ruta, la mas conocida y utilizada por los peregrinos de hoy en día y masificada en los meses estivales, presenta su mejor aspecto según mis gustos en otoño, que es cuando la recorrí hace ya más de siete años. El número de peregrinos que se enfrentan a su trazado crece y crece sin  parar año tras año y eso hace que ya durante todos los meses del año puedas coincidir con otros peregrinos cuando la realizas. En verano puedes encontrar verdaderas multitudes. y esto puede llevar a una pérdida de su carácter más genuino y espiritual, donde todo quede reducido a madrugar mucho y darse prisa para encontrar plaza en un albergue y que en ocasiones la experiencia se pueda convertir en algo parecido a una verbena.

Por fortuna, no ocurre igual todo el año. De todo eso no queda ni rastro en invierno. Los senderos recuperan la soledad, la mayor parte de los negocios cierran y en muchos lugares puedes volver a sentir la hospitalidad de las gentes y, de manera espontánea, surge la sensación de búsqueda y libertad que emana de la peregrinación.

Caminando hasta el horizonte
Si a esto le unimos las expectativas de volver a pisar lugares tan mágicos y emblemáticos como O Cebreiro o la cruz de Ferro cubiertos por un manto de nieve o descubrir la alternativa que discurre hasta Sarria visitando el  monasterio de Samos convierten esa simple idea en un torbellino de ilusión.

Los días iban pasando y cuando el mes de octubre llegaba a su fin empecé a pensar seriamente en la posibilidad de dejarme una semana de vacaciones para finales de enero y acometer mi pequeño gran anhelo. Lo primero que quería decidir era el lugar desde el que deseaba iniciar el camino. Echando cuentas tendría unos ocho días completos para caminar y contando hacia atrás desde Santiago podría salir perfectamente desde Ponferrada para completar los 207 kilómetros que la separan de la capital gallega. Eché un vistazo a la página de Renfe y vi que para finales de enero aún no se podían comprar los billetes.

A primeros de noviembre volví a buscar en internet y, aprovechando los grandes descuentos en la compra de billetes de autobús y tren con antelación, tomé la decisión definitiva. El día 6 volví a entrar en la página de renfe y compré la vuelta (así soy yo, comenzando por el final) Santiago-Madrid para el domingo 25 de enero a las 16:05 por 18,95 €. Unos días después adquirí el billete de autobús entre Madrid y Ponferrada con salida el viernes 16 de enero a las 15:30 por 10 € . Estaba contento porque la aventura ya comenzaba a tejerse y mis primeros pasos habían sido incluso muy económicos.

Un peregrino llegando a Astorga
A los pocos días reflexioné. La decisión de comenzar en Ponferrada dejaba fuera de mi ruta el paso por el punto más alto del camino francés en la península, la Cruz de Ferro, lugar que deseaba visitar de nuevo. El ascenso desde Rabanal, pasando por Foncebadón, el tramo en altura descubriendo Manjarín y el vertiginoso descenso por El Acebo configuran un par de etapas de una belleza sin fin. Quizá debería sacrificar la llegada a Santiago, ya muy trillada, y salir desde Astorga para luego terminar en el punto hasta el que me lleven los pies. Echando cuentas podría ser Melide, un buen lugar para concluir la marcha con un pulpo a feira y una botellita de albariño. Indagando en la página web de Alsa vi que el billete de autobus que había adquirido con salida en Madrid y final en Ponferrada tenía parada en Astorga. Supuse que podría bajarme sin problemas antes de llegar al destino hasta el que había pagado, por lo que comenzaba a tener claro mis preferencias: si todo iba bien y no había pronóstico metereológico tan adverso que impidiera moverse por el camino, comenzaría en Astorga.

Palacio episcopal de Astorga (2007)
Decisión tomada. Billetes comprados. Ilusión creciendo. No hacía falta mucho más.

Yo ya había decidido mis preferencias. Después el camino y el azar dispondrán lo que deba acontecer. Echando un vistazo a las diferentes guías de internet y calculando las posibles etapas, saliendo de Astorga el sábado 17 de enero veía factible llegar a Melide el sábado siguiente, 24 de enero, lo que me daría la posibilidad de dormir allí y el domingo 25 coger un bus a Santiago para tomar el tren de regreso a Madrid; o bien terminar la etapa del sábado y coger el bus directamente hasta Santiago, donde pasaría la última noche y descansaría para el domingo por la tarde coger el tren. La segunda opción se me antojaba más apetecible y el 11 de noviembre, después de buscar diferentes opciones, decidí reservar una habitación individual con baño en una pensión céntrica de Santiago, con posibilidad de anulación, por 20€. Creo que es la primera vez después de nueve caminos que reservaba algo en el supuesto punto final de la peregrinación…

En 2007 en Melide me atrapó un pulpo
Puede que las circunstancias del camino me lleven a cambiar de opinión o que, contando con la posibilidad de temporales, nieve, lluvia, viento, no pueda llegar ni a Melide, ni a Palas de Rei o ni siquiera a Portomarín. El camino dirá.

Por aquel entonces quedaban más de dos meses y ya tenía el gusanillo de la emoción rondando por mis venas, y ahí permanecería latente. Hasta la llegada de las Navidades no volvería a preocuparme mucho por el tema y otros quehaceres ocuparían mi vida.

Una tarde, durante las fiestas navideñas, me dediqué a preparar la guía que llevaría al camino. Utilicé la de la web Gronze.com, pasándola a word. En cinco folios conseguí meter las 20 páginas que ocupaba: 2 por cara y a doble cara. Cuando ya esté en marcha y según pasen los días iré deshaciéndome de las etapas realizadas. 

Atardecer en Arzúa (2007)
Por primera vez voy a “repetir” camino. Realmente creo que no me haría falta llevar una guía escrita. Con mis recuerdos y los datos que llevo en el móvil me sobra, pero me gusta llevar un papel en el bolsillo por si en algún momento me apetece echarle un vistazo sin tener que recurrir a un artefacto electrónico. 

Durante los primeros días del año compré algo de material nuevo en el decatlon pensando sobre todo en el frío de enero: una camiseta térmica, unos calcetines más calentitos para los momentos de reposo y otros más especiales para caminar con frío y nieve y un ligero plumas que finalmente no me llevaré por considerarlo innecesario. Con esto y con el material que ya poseo tengo más que suficiente para organizar la mochila.

Por otro lado, desde octubre estoy viviendo con mi pareja en un pueblo de la sierra de Madrid, lo que me facilita las salidas y paseos por la sierra que tanto me apasionan.  Teniendo el camino a la vista, he aprovechado siempre que he podido para hacer alguna que otra escapada a la montaña y de paso coger algo de fondo físico y ponerme en forma:

Paseando por la nieve
Cae el sol y el frío se intensifica
8/12/2014 Acaba de caer la primera gran nevada de la temporada. Es día festivo y parece que el sol brillará. Realizo una ruta que enlaza el puerto de la Morcuera con el puerto de Canencia. Hay bastante nieve y la temperatura es baja, pero disfruto como un enano. En total camino casi 20 kilómetros sin grandes repechos y con un final gélido. El recorrido es de ida y vuelta y en el en la mayor parte del camino voy pisando la nieve.
 
Mirador de la Chorrera de Mojonavalle
Bonita cascada
19/12/2014 Comienzo a pensar en caminar más a menudo, intensificar el entrenamiento. Hoy, a la vuelta del trabajo, a las 4 de la tarde, subo al puerto de Canencia con el coche para dar un paseo hasta la chorrera de Mojonavalle, una cascada preciosa. En total recorro algo menos de 10 kilómetros en dos horas. Ya no hay nieve, pero si mucho barro. Paseo tranquilo por un entorno solitario.


Descendiendo por el GR 10.
Ascendiendo hacia Cotos
21/12/2014 Tomo el coche por la mañana con intención de subir hasta Cotos y desde allí hacer alguna ruta. Hay mucha nieve y el aparcamiento está lleno. Decido bajar hasta El Paular, aparcar allí mi auto y subir caminando hasta Cotos siguiendo las marcas rojiblancas del GR 10. Bonita ascensión y descenso. En la parte alta hay hielo y nieve. En total, camino algo más de 20 kilómetros en una marcha muy completa con varios tramos de desnivel positivo y negativo.
 
Sierra y luna creciente
Alto de El pendón
30/12/2014 Hoy tengo el día libre, por lo que aprovecharé toda la jornada. Salgo de mi casa, en Navalafuente, dirección Bustarviejo. Una vez allí, tomo el camino que sube al Alto de El Pendón. Corono este punto estratégico en esta zona de la sierra y desciendo por la cara opuesta, volviendo a Navalafuente después de realizar un bello itinerario circular que supone en torno a 20 kilómetros.
 
Subida al Cerro de San Pedro
¿Pero regalan algo aquí o qué?
31/12/2014 Esta noche es Nochevieja, así que me bajo a casa de mis padres. Me levanto por la mañana, recojo mis cosas y marcho a Madrid. Por el camino, entre Guadalix y Colmenar se encuentra el Cerro de San Pedro, pico que precede a las grandes montañas de la sierra madrileña. Allá que voy. Corta aunque fatigosa ascensión y sobre todo, muy concurrida. Subida y bajada durante la mañana. La excursión no llega a los 10 kilómetros, pero está bien para abrir el apetito. 
 
Pico de la Miel
Habrá que subir ahí enfrente!
3/1/2015 Me acerco con el coche al pueblo de La Cabrera, desde donde me dispongo a recorrer la ruta de integral de La Sierra de la Cabrera comenzando por su cara norte. Sigo las marcas blancas y amarillas del PR-M 13 y comienzo bordeando el pico de la Miel. 
 
Vistas de toda la Sierra de la Cabrera
Vista hacia Guadarrama
Cuando estoy llegando a Valdemanco (mitad de camino) me da la impresión de que la ruta prevista va a resultar más corta de lo que pensaba, por lo que decido subir al pico que tengo frente a mí, que no es otro que el Peña Negra (o Regajo).  Echo un vistazo al gps del movil y parece que el camino es claro. 
 
Sierra de la Cabrera y Valdemanco
Cae la tarde sobre el collado Alfrecho
Ascensión en algunos puntos bastante brusca, pero gratificante por las impresionantes vistas desde la cumbre. Desciendo y recorro la cara sur de La sierra de la Cabrera, pasando por el convento de San Antonio para finalmente llegar al coche en La Cabrera al ocaso. Ruta larga de más de 20 kilómetros.
 
Señal de la dendro-ruta
Perfil de la dendro-ruta.
13/1/2015 Ya estamos en la semana en la que parto al camino. Trataré de dar varios paseos por las tardes. En mi pueblo han creado una dendro-ruta de algo más de 5 kilómetros. Decido seguirla, una vez que he llegado a casa después del trabajo. A mitad de recorrido me desvío de ella para caminar algo más. Dos horitas caminando por el monte bajo que rodea Navalafuente.

 
Cumbre en la niebla
Mar de nubes desde lo alto
14/1/2015 A la vuelta del trabajo, camino de casa, vuelvo a subir al Cerro de San Pedro. El día presenta una niebla bastante densa. A mitad de camino la niebla se disipa. Desde lo alto se aprecia un bonito mar de nubes. Dura poco tiempo despejado. Vuelve la niebla y llega con un frío intenso, por lo que desciendo velozmente hasta el coche.
Coliseo madridista
15/1/2015 Como en la previa del Camino del Salvador (mayo 2013), el día anterior a mi marcha hay un partido importante del Madrid en el Bernabéu, está vez contra el atleti en octavos de final de la Copa del Rey, eterno rival de la ciudad, y de nuevo vuelve a caer eliminado como en aquella otra ocasión ante el Borussia Dortmun en semifinales de Champions League. Aprovecho para ir y volver al estadio caminando desde casa de mis padres (en torno a una hora por trayecto). 

Con estas he llegado al día previo a mi marcha. Ir al camino supone para mi una emoción especial, una especie de reencuentro con experiencias y sensaciones difíciles de explicar, que me ayudan a desintoxicarme de las rutinas del día a día y me cargan las pilas para afrontar las vicisitudes que acontecen en la vida. En esta ocasión debo añadir la expectativa de un camino con condiciones climáticas adversas, con la belleza e imponencia de la nieve y el frío.

Que viene el frío!!!!
El comienzo del invierno en esta temporada ha sido muy seco y algo cálido y parecía que la nieve no haría acto de presencia en mi camino. Una semana antes de mi marcha las previsiones metereológicas comenzaron a hablar de la llegada de la primera gran borrasca de la temporada y de una ola de frío a la península. A partir de hoy, jueves 15 de enero se esperan temperaturas bajo cero y nieve en la zona norte del país. La noticia me ha llenado de alegría. Mi entorno me pregunta si pienso cancelar mi escapada ante unas previsiones nada halagüeñas y se asombran al comprobar mi regocijo y entusiasmo ante la nueva y por otro lado más normal situación climatológica de estos días. Sinceramente, yo estoy convencido de que el mal tiempo me va a respetar y va a aparecer lo justo, aportando al camino lo necesario para que mi experiencia sea completa. Confío en mi buena estrella y espero que los astros, las nubes y Santiago estén de mi parte.

Todo mi equipaje en el camino
Mañana viernes 16 de enero es el gran día. Tengo que ir como cada día a trabajar y al salir debo dirigirme directamente a la estación Sur (Méndez Alvaro) donde mi autobús parte hacia la aventura a las 15:30. Tendré que llevarme la mochila al curro y salir de casa por la mañana con todo lo que voy a llevar al camino. He bajado a dormir a Madrid a casa de mis padres, dejando sola una semana a Virgnia en Navalafuente. Me da penita separarme de ella todos estos días, pero se que ella estará bien y muy pronto nos volveremos a encontrar.

De esta manera, una vez que he vuelto del fútbol y he terminado de preparar la mochila y la riñonera (en breve contaré en que consiste mi equipaje), con la tensión previa a los grandes momentos y con la incertidumbre de un camino previsiblemente condicionado por la situación metereológica, me voy a dormir. Antes de caer en los brazos de morfeo repaso mentalmente todo lo que me debo llevar mañana por la mañana y pido al buen Dios que la suerte me sea propicia y la salud me respete durante la larga semana que tengo por delante.
¡El Camino Francés me espera!
 

16 febrero 2015

PRÓLOGO CAMINO FRANCÉS INVIERNO 2015

El camino 10 (Del amanecer al ocaso)

Astorga – Palas de Rei



Prólogo


Peregrinas cruzando río 2007
Hace hoy un mes a estas horas estaba yo sentado en un autobús camino de Astorga dispuesto a vivir mi décima experiencia por los caminos de Santiago. Solo serían 8 días caminando, pero muy intensos y llenos de aventuras.

Estos diez caminos desde que en 2007 realizara el Francés desde Saint Jean Pie de Port hasta Fisterra han supuesto para mi más de 130 días caminando, más de 3100 kilómetros recorridos, más de 130 estancias en albergues de lo más variopinto, cientos de localidades visitadas y decenas de encuentros con todo tipo de peregrinos con los que he podido entablar las más diversas relaciones. Y más allá de los fríos números, estas diez escapadas han supuestos un sinfín de sensaciones y encontrarme de bruces con la parte más sencilla y también más sincera del ser humano.

Peregrino muestra el camino sobre la niebla 2010
En estos diez caminos que llevo ya a mis espaldas la vida me ha enseñado mucho a través de las más variopintas experiencias. Este décimo camino no ha sido distinto. O sí. Siempre es distinto. Cada camino es único, irrepetible y diferente y deja en ti una huella indeleble, una gran lección que difícilmente podrás olvidar.

Caminar en la fría soledad de la montaña berciana rodeado de la niebla, acechado por gruesos copos de nieve y acompañado por el triste ulular del viento, pisando un manto de nieve de casi un metro de espesor y deseando llegar de una vez a O Cebreiro para sentirme “a salvo” ha colmado las expectativas aventureras de este humilde peregrino.

Caminando hacía la Cruz de Ferro 2015
Me he vuelto a encontrar con personas maravillosas; “regalos del camino” en forma de almas inquietas con el corazón abierto que han convertido las duras caminatas en bellos y pedagógicos paseos o las previsiblemente aburridas tardes de albergue solitario en animadas y entretenidas charlas sobre la vida de unos y otros, fuente inagotable de sabiduría humana.

Para terminar y como colofón, he sufrido el síndrome postcamino en un final raro e inesperado. El camino es hipnótico, embaucador y tiene el poder de renacer en ti los sentimientos, la inocencia y la capacidad de aprender como si fueras un niño. También puede sumergirte en un mundo imaginario que puede llevarte más allá de tu propia locura. Me he encontrado en todos estos años a algunas personas a las que el camino parecía haberles trastornado y haberles causado más mal que bien. Piensas que esas cosas no te van a pasar a ti... hasta que te pasan. Por suerte pronto he vuelto a ser yo, o al menos lo que creo que soy.

El otoño en el bosque gallego 2011
El regreso a tu vida "normal" es algo esencial después del camino y esta vez me ha costado varios días despertar de ese sueño que al final empezaba a tornarse en pesadilla. De todo se aprende y volver a sentirte como un niño en el camino también tiene su contrapartida al volver y chocar, como un adolescente rebelde, con tu día a día habitual en la que de verdad es tu vida. Definitivamente lo vivido en el camino te insufla de ánimo y te transforma en alguien un poquito mejor, aunque a veces cuesta digerir lo aprendido.

Mochila, bastón y riñonera en mojón 2009
Al final, después de 9 intensos días, solo queda recordar las sensaciones y sentimientos que impregnan el día a día del peregrino y que, al menos en mi caso, desatan mi inspiración y despiertan mi parte más literaria, llenándome de energía para acometer la gran empresa de narrar mis vivencias.

Hoy solo puedo dar las gracias a la vida por permitirme disfrutar tanto de algo que me apasiona, y por supuesto, dar las gracias también a todos los peregrinos, hospitaleros y a las gentes de los pueblos que he visitado sin cuya presencia mi Camino carecería de alma y no sería más que un simple deambular por calles y senderos. Una vez recuperada la calma uno siente su mochila más llena de experiencia, serenidad e ilusión y a la vez más liviana, al haberla despojado de prejuicios, soberbias y cosas materiales sin importancia.

El sol lucha por imponerse a la niebla y el bosque 2012
En este caso, y por primera vez, voy a tratar de publicar mi experiencia en este camino 10 (desde el amanecer hasta el ocaso) solo unas semanas después de haberla finalizado.

Como aún lo tengo todo muy fresco en mi memoria, trataré de profundizar un poco más en la experiencia completa desde el germen de la idea hasta su desarrollo y desenlace final, todo aderezado con un buen puñado de las múltiples fotografías que realicé y que seguramente no reflejan ni una décima parte de la belleza de los paisajes y los momentos que tratan de plasmar.

El equipaje y la montaña saliendo de la niebla 2013
Comenzaré (espero que en breve) con una entrada previa, que incluye los preparativos y como surge la idea de este camino, para continuar luego con las 8 etapas más el día de ida y el día de vuelta a Madrid. Un epílogo con las últimas impresiones, sensaciones y agradecimientos pondrá punto y final a esta nueva y última aventura... de momento.

Quizás introduzca alguna sorpresa en forma sonora o audiovisual dentro del relato, pero eso ya dependerá de lo que la inspiración se pasé a charlar conmigo.

06 febrero 2015

EPÍLOGO CAMINO LEBANIEGO-VADINIENSE (LEON - MADRID)

Sábado, 21 de septiembre de 2013

Plaza Mayor de León con mercado
Me levanto en el albergue San Francisco de León a las 9:15. El resto de mis compañeros de habitación ya han partido en busca de su aventura diaria. Yo hoy me lo tomo con más calma. Me aseo y hago la mochila por última vez en este camino. Me visto con mis ropas de "reposo" y bajo a dejar mis bartulos en la recepción del albergue.

Catedral de León
Al haber finiquitado ya los kilómetros previstos hoy solo me queda disfrutar de una plácida mañana en León, saboreando el fin de la aventura y rememorando los mejores momentos, que han sido muchos. Voy a desayunos un "desayuno del peregrino" a un bar que hay en las inmediaciones del albergue, donde por 2,20 € me obsequian con un zumo de naranja natural, un café con leche y un croissant a la plancha.


Catedral
Un peregrino en León
Una vez he tomado cuenta del desayuno, paseo lentamente por la ciudad sin un rumbo definido. Paso por la Plaza Mayor donde hay día de mercado. Mis pasos me llevan casi sin pretenderlo hasta la Plaza Regia donde se encuentra la Catedral. Decido entrar a visitarla. Pregunto y con mi carné de estudiante de la Uned me hacen un pequeño descuento. Por 4€ me entregan un audioguía y me permiten la visita a la catedral y al claustro donde se encuentra un museo de esculturas.

Vidrieras iluminadas por el sol
Rosetón soleado
Volviendo de pasada a mi reflexión de ayer sobre el cobro en la visita a las catedrales, me parecería más lógico la entrada libre a la catedral y cobrar estos precios simbólicos con los extras que te ofrecen de audioguía y visita a zonas más "exclusivas".

Claustro de la catedral
Nuevo organo de la catedral
Así pues, recorro la catedral parándome ante cada "item" que me indica la audioguía para escuchar la historia de cada uno de los puntos de la construcción. Como es natural, una de las cosas que más me impresionan son las esplendidas vidrieras, obra maestra del gótico que ya he tenido la ocasión de visitar y observar otras veces incluso desde cerca en una visita a la zona alta que hice hace un par de años.

Catedral
Gárgola
Contemplo como se está instalando el nuevo organo por el que ayer se festejaba. Después paso a ver la zona del claustro donde están custodiadas las 23 esculturas del pórtico meridional desde que hace unos años se decidiese trasladarlas a esta nueva ubicación por su gran deterioro y delicado estado de conservación en el que se encontraban en su lugar original.

Concluyo mi visita a la catedral y voy a dar una vuelta en busca de algún regalito para Virginia, a la que ya tengo muchas ganas de volver después de los quince días que llevo recorriendo los caminos del norte de España.

Más catedral
Adiós, León!!!
Una vez resuelto el tema regalos, veo que se va acercando la hora de ir a por mi mochila. Cuando llego al albergue el atento portero me la entrega y marcho hacia la estación. Antes de ir hacia allí y como me queda una hora hasta la partida de mi tren pienso en comer algo rápido. Aún es pronto y no tengo mucho apetito. Veo un Burger King y decido tomarme un pequeño menú con bebida, hamburguesa y patatas pequeñas por 3,90 € (Un menú "king ahorro").

Finalmente me dirijo a la estación de tren, donde a las 14:28 tomo el tren que me lleva a Madrid donde me espera mi novia, mi familia, mi gente, mi Vida.

fin



EPÍLOGO


Credencial y Lebaniega
Hoy 5 de febrero termino el relato de aquel camino maravilloso que realicé hace casi año y medio. Fue el octavo Camino. La octava ocasión en que me calzaba las botas, llenaba mi macuto, vaciaba mi alma y me disponía a llenarla de aventuras y recuerdos, en esta ocasión durante una travesía de dos semanas por los senderos de Cantabría y León.

Algunos de esos recuerdos y vivencias quedan prendidos dentro de uno y no se pueden borrar. Otros son materiales, como la credencial, una entrada a una iglesia o la postal que te envía alguien a quien ya consideras para siempre como amiga peregrina.

Credencial con todos sus sellos
Hoy escribo estas lineas desde casa de mis padres y es aquí donde tengo, en una estantería y bastante desordenado, un batiburrillo de papeles, credenciales, cilindros con compostelas, finisterranas u otros certificados similiares y otros recuerdos que quedaron en mis bolsillos o en mi riñonera al final de cada una de mis peregrinaciones. Por un momento me he asomado dentro de estos recuerdos y he decidido rescatar algunas de las cosas que pertenecían a este camino y hacerles unas fotos para compartirlas aquí.

Quizás algún día podría ordenarlo todo y hacer una especie de pequeño museo, aunque no termina de convencerme la idea...

Lebaniega que finalmente me enviaron a casa
Hace poco más de una semana que acabo de regresar de mi décimo camino, esta vez recorriendo de nuevo el camino francés desde Astorga hasta Palas de Rei, pero en esta ocasión con unas condiciones climatológicas adversas: nieve, viento, niebla, mucho frío.

Pero también con unas condiciones óptimas para la reflexión, la superación, la introspección y el sentir esencial del camino: la generosidad, la hospitalidad, la solidaridad.

En las próximas semanas comenzaré a narraros la última gran aventura de este humilde peregrino de la vida: el camino 10.


Mosaico de recuerdos del Camino Lebaniego-Vadiniense. Septiembre de 2013.